Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 159
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Capítulo 159:
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Freya respondió al saludo con un breve asentimiento.
Aunque sus interacciones con Liam habían sido escasas, ya que solo se habían visto unas pocas veces a lo largo de los años, su presencia era memorable. Al igual que Kristian, Liam poseía un encanto distintivo y llamativo. La cena de esa noche transcurrió en un ambiente de contención, con la charla habitual amortiguada por tensiones tácitas.
Liam hizo algunos intentos desenfadados por animar la mesa, pero la calidez y las sonrisas habituales de Lionel brillaban por su ausencia.
Cuando la comida llegó a su fin, Lionel dejó el tenedor con un tintineo definitivo y se volvió hacia Freya, con los ojos llenos de emociones encontradas y la voz ronca por la tensión. —Freya… ¿de verdad estás decidida a divorciarte de Kristian?
—Sí… —dijo Freya, pero el resto de las palabras se quedaron en su boca.
«No puedo soportar la idea de perderte», admitió Lionel, con la voz cargada de emoción. «Te echaremos mucho de menos».
«Puedes venir a visitarme o llamarme cuando lo necesites», le ofreció Freya, con tono tranquilizador.
Lionel se inclinó hacia delante, con evidente desesperación. «Pero ¿puedes reconsiderar el divorcio con Kristian?». Su voz se volvió más grave, cargada de una tristeza que pareció envejecerlo en ese instante. «Si te quedas, te prometo que Kristian te tratará bien y me aseguraré de que Ashley desaparezca de vuestras vidas».
—¡Abuelo! —interrumpió Kristian, con evidente descontento.
—¡Cállate! —le espetó Lionel con brusquedad, perdiendo la paciencia.
En su opinión, Kristian era un tonto sin valor, incapaz incluso de proteger su propio matrimonio.
—Lionel, obligarnos no va a arreglar lo que ya está destrozado —respondió Freya, con firmeza—. Ya no lo amo. El divorcio es la opción más saludable para ambos.
—Tiene razón —intervino Liam, mirando brevemente a Kristian mientras hablaba—. Abuelo, obligarla a quedarse donde no está su corazón solo la herirá más.
La expresión de Lionel se endureció mientras miraba a Liam con irritación en los ojos.
Mientras tanto, la mirada de Kristian se volvió gélida, y una presión pesada e inexpresable emanaba de él mientras miraba a Liam, claramente molesto por la interferencia.
«¿Por qué no me acompañas un rato, Freya?», insistió Liam, lanzándole una mirada cómplice que le prometía una vía de escape.
«Tengo unos amigos que creo que deberías conocer. Incluso después del divorcio, es importante que sigas construyendo tu carrera».
«Claro», accedió Freya, con un tono de alivio en la voz, ansiosa por alejarse de la tensión.
Kristian apretó la mandíbula al oír su respuesta. ¿Había aceptado? Su mente se llenó de sospechas. ¿Era siquiera consciente del tipo de gente con la que Liam estaba intentando emparejarla?
—Abuelo, voy a salir un rato con Freya —anunció Liam, guiñándole un ojo a Lionel en señal de complicidad—. Kristian y tú podéis pasar un rato a solas.
Lionel asintió con expresión solemne. —De acuerdo.
A Kristian se le hizo un nudo en la garganta y le costó responder.
Frunció sutilmente el ceño y una sombra de preocupación se dibujó en su rostro.
Había algo inquietante en aquella velada. Teniendo en cuenta el carácter protector de Lionel, era extraño que se limitara a quedarse allí mirando cómo Liam se llevaba a Freya, sobre todo en un momento tan crucial, con su inminente divorcio cerniéndose como una nube tormentosa.
—¿Te molesta algo? —La voz de Lionel rompió la tensión, inesperadamente suave.
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