Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 1588
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Capítulo 1588:
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Ella se quedó paralizada, con los ojos muy abiertos, sin saber cómo responder.
Lawrence ladeó la cabeza y habló con voz suave pero segura. —Si no me equivoco, no te gustan los hombres, ¿verdad? Sus ojos se posaron en las uñas de ella, cuidadosamente recortadas. «¿Cómo se conocieron Jacob y tú?».
Ella levantó la mirada, con una expresión de sorpresa en el rostro. «¿Cómo lo sabes?».
«Es solo una corazonada», dijo Lawrence, sin dar más explicaciones.
Ella lo observó, buscando respuestas en sus ojos.
«¿Puedes irte ahora?», preguntó Lawrence, con tono amable pero directo.
«¿Por qué debería hacerlo?», replicó ella, con confusión en sus palabras. «El hecho de que antes me gustaran las mujeres no significa que ahora siga siendo así».
Lawrence negó con la cabeza, con su mirada aguda captando cada detalle. «No veo amor por Jacob en tus palabras ni en tus acciones. Lo único que veo es que te ciñes a un guion para alejarme». »
Sus manos se volvieron húmedas, y un fino velo de sudor delató su nerviosismo. No esperaba que él la descubriera tan fácilmente.
«¿Debería indagar en tu pasado?», preguntó Lawrence, recostándose en el sofá con total tranquilidad. «Averiguar cosas sobre alguien sigue siendo pan comido».
Ella se levantó bruscamente, cogió la tarjeta y se dirigió escaleras arriba sin decir palabra.
Su silencio solo aumentó la confianza de Lawrence, que pasó de una apuesta incierta a una casi segura.
Había estado fingiendo, probando sus reacciones para confirmar sus sospechas, y parecía que había dado en el clavo.
Aun así, su rostro permaneció tranquilo, ocultando la emoción de su apuesta. Sabía que las cámaras vigilaban la sala de estar y que, si Jacob estaba atento, juzgaría cada uno de sus movimientos.
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Lawrence conocía a Jacob como la palma de su mano.
Arriba, en el estudio, Jacob observaba las imágenes de vigilancia, viendo cómo su plan cuidadosamente elaborado se desmoronaba ante sus ojos.
La mujer entró en la habitación con una expresión de preocupación en el rostro. —Lo ha descubierto. Lo siento.
—No es culpa tuya —dijo Jacob, con voz educada pero distante. «No preparé el escenario lo suficientemente bien».
Crear una actuación convincente habría llevado meses, y el tiempo no estaba de su parte. Ese proceso sería demasiado largo.
«Parece que se preocupa por ti», dijo ella, su impresión de Lawrence suavizándose después de su conversación.
«Así es», admitió Jacob, con la mirada fija en el monitor. «Pero ahora mismo, no quiero eso».
Los esfuerzos de Lawrence lo estaban atrayendo y temía quedarse atrapado entre viejos rencores y nuevos sentimientos. Si eso ocurría, sería una receta para el desastre. Tampoco quería que Lawrence desperdiciara su vida persiguiéndolo.
La mujer dudó, sin saber cómo llenar el silencio.
—Deberías irte —dijo Jacob amablemente—. Gracias por ayudarme hoy. Te debo una.
«Ha sido un placer», respondió ella, esbozando una pequeña sonrisa. Tenía sus razones para ayudar. «Y gracias por ocuparte de mis cosas».
«Hoy por hoy, mañana por mañana», dijo Jacob, apartándose de la pantalla. «Te avisaré cuando tengamos listo el plan quirúrgico más seguro».
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