Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 1554
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Capítulo 1554:
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Unos instantes después, comenzó el juego.
Kevin y Kristian, ambos serios por naturaleza, no pudieron resistirse al entusiasmo de Nina. Aceptaron jugar sin protestar. Cuando Kevin intentó tocar a los niños, Kristian los protegió con una energía sorprendente.
Pasó media hora y Kevin aún no había atrapado a nadie.
Sin aliento, finalmente se detuvo y se volvió hacia Kristian. «¿Por qué te esfuerzas tanto en esto?».
«Para nosotros solo es un juego, pero para ellos lo es todo», dijo Kristian, mirando hacia abajo mientras Nina le agarraba con fuerza la camisa. Su voz era tranquila y clara. «Tengo que protegerlos».
«¡Sr. Shaw, es usted el mejor!», dijo Nina, radiante.
Kristian sonrió y le revolvió suavemente el pelo. «Tú también eres increíble». Ella ladeó la cabeza y se rió, llena de alegría.
Al notar el sudor en su frente, Kristian sacó un pañuelo de su bolsillo y se lo limpió con delicadeza antes de hablar con Jesse y Nina. «He elegido ropa limpia para vosotros. Aseguraos de cambiaros más tarde. Sudar tanto puede hacer que os pongáis enfermos».
Jesse se detuvo un momento y miró a Kristian con expresión curiosa.
«¡De acuerdo!», accedió Nina con un alegre movimiento de cabeza.
Media hora más tarde, Nina y Jesse se habían cambiado de ropa y se habían refrescado.
Mientras descansaban en el sofá, Nina se acercó a Kristian, con su inocente rostro radiante de alegría. —Señor Shaw.
—¿Hmm? —Kristian la miró, claramente encantado con su compañía.
—¿Le gustaría visitarnos alguna vez? —Los ojos de Nina brillaban con entusiasmo—. Ha sido muy amable con Jesse y conmigo, y quiero que mamá y papá se lo agradezcan.
Kristian sonrió, pero negó con la cabeza. «Es muy amable por tu parte, pero no es necesario. Solo hago lo que haría cualquiera».
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—¿Solo lo que cualquiera haría? —Jesse arqueó una ceja ante la extraña respuesta.
«Tú eres adulto y vosotros sois niños», respondió Kristian con sencillez, consciente de que Jesse lo entendería rápidamente. «Es natural que cuide de vosotros».
«No es algo que la gente nos deba», dijo Nina con seriedad. «Mamá siempre dice que la amabilidad no es obligatoria, así que cuando alguien es amable con nosotros, debemos ser amables con él».
Kristian soltó una suave risa y le acarició el pelo con delicadeza.
Nina le tiró ligeramente de la manga, con voz esperanzada. —¿No vendrás solo una vez, por favor?
«Ya tengo planes para esta noche, pero iré a visitaros otra vez cuando esté libre», respondió Kristian con tono amable.
Para la mayoría de los adultos, «otra vez» significaba nunca. Para una niña, era una promesa. —¿Entonces podemos intercambiar nuestros datos de contacto? —Nina levantó su reloj inteligente con los ojos brillantes—. ¡Así podrás llamarme antes de venir y yo te esperaré en la puerta!
Kristian asintió. «Claro».
Y así, intercambiaron sus datos de contacto.
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