Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 1522
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Capítulo 1522:
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Pero ella nunca parecía preocupada.
«Ah, y Jesse», dijo de repente, girándose.
Jesse, que ya había vuelto a coger su libro, la miró y le preguntó: «¿Qué pasa ahora?».
«Deja de enterrarte en los libros. Tienes cinco años, no cincuenta», le regañó Nina, medio en broma, medio en serio. «No actúes como si ya te hubieras convertido en un adulto aburrido».
«¿Por qué no te metes en tus propios asuntos?», respondió Jesse sin perder el ritmo.
Jesse y Nina eran gemelos, pero sus perspectivas eran diametralmente opuestas.
Jesse cargaba con el peso de las preocupaciones futuras, convencido de que, sin su protección, Nina se enfrentaría sola al mundo una vez que sus padres dejaran de desempeñar sus funciones. Esa idea le consumía de temor.
La mente de Nina se negaba a adentrarse tanto en las incertidumbres del mañana. Ella creía que cada etapa de la vida traía consigo sus propios retos y obligaciones, y que vivir el momento presente era más que suficiente.
Sus pies bailaban por la escalera mientras la emoción burbujeaba en su interior, ansiosa por dar la maravillosa noticia a Melvin y Jessica. Los abrazó a ambos, con el labio inferior sobresaliendo en un puchero exagerado, mientras su voz adoptaba su tono más encantador y dulce como la miel.
El tiempo pasó rápidamente y Melvin encontró el valor para pedirle matrimonio a Jessica. Su historia de amor alcanzó un hermoso hito cuando eligieron la fecha de la boda. Nina se comportó de manera impecable durante esas preciosas semanas, calculando cada acción con un glorioso objetivo en mente: convencer a Jesse de que fuera el portador de los anillos en la próxima ceremonia.
El sol de la tarde proyectaba largas sombras en el patio de la escuela mientras Nina y Jesse esperaban con su profesor a que llegaran sus padres.
La familiar figura de Jerome apareció en la visión periférica de Nina y se acercó con auténtica curiosidad en su voz. «Nina, ¿qué te ha mantenido alejada de nuestros juegos últimamente?».
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«Mis deberes me han exigido toda mi atención», respondió Nina, con expresión seria y serena. Jesse abrió la boca, incrédulo.
Jerome levantó las cejas mientras le hacía una oferta. «¿Quieres que te ayude con tus estudios?».
«Es muy amable, pero me las arreglaré sola». Una sonrisa iluminó el rostro de Nina, y sus impresionantes ojos irradiaban pura honestidad. «Cuando tengo dificultades con algo, Jesse me lo explica. Es muy inteligente».
Jerome y Jasper intercambiaron una mirada significativa. Ambos chicos se dieron cuenta de la creciente distancia que Nina había estado creando.
—¿Te he ofendido de alguna manera? —insistió Jerome, rompiendo su habitual actitud fría. Meses de amistad habían suavizado su carácter, y la distancia de Nina le dolía más de lo que quería admitir.
«¡Por supuesto que no!», le aseguró Nina, con una calidez genuina a pesar de su evasiva. «¡Es que últimamente he estado muy ocupada! Pero en cuanto las cosas se calmen, ¡volveremos a divertirnos como antes!».
La garganta de Jesse produjo un sonido agudo y deliberado.
Nina se llevó la mano a la boca horrorizada. Había revelado demasiado.
«¿Tu hermano es la razón por la que nos estás evitando?», la aguda mente de Jerome rápidamente armó las piezas del rompecabezas.
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