Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 1169
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1169:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
Freya faltó al trabajo ese día. Al amanecer, salió a escondidas para comprobar por tercera vez los preparativos de la propuesta. Ellis, por su parte, ya tenía casi todo listo por su parte. Esa tarde, se arregló, cambiando su habitual atuendo de oficina por un look suave y elegante que parecía más sacado de un cuento de hadas que de su estilo cotidiano.
Cuando se encontró con Greta y Riley, se quedaron boquiabiertas.
«¡Freya, estás espectacular!».
«Por fin desprendes ese aire de heredera».
«Te conozco desde siempre y nunca te había visto así». No podían dejar de elogiarla.
A Freya no le entusiasmaba el vestido con volantes. ¿Tacones altos y un vestido? No era precisamente lo más adecuado para luchar.
«Pero…», Greta la miró de arriba abajo y luego planteó una cuestión práctica. «Con ese peinado y maquillaje tan elegante, ¿no se estropeará dentro del disfraz?».
Probablemente el maquillaje aguantaría si tenía cuidado. ¿Pero el peinado? Seguro que se desharía.
«No pasa nada», dijo Freya, peinando su delicado flequillo. Hacía años que no se peinaba así y todavía se sentía un poco incómoda. «Me he arreglado para demostrarle a Ellis lo mucho que significa hoy para mí».
La ocasión merecía un esfuerzo especial. Y para una propuesta de matrimonio, estaba haciendo todo lo posible.
«Vaya, estás mostrando tus sentimientos sin tapujos», bromeó Greta, con los ojos brillantes de curiosidad. Miró su reloj. «Debería llegar al lugar en unos treinta minutos. ¿Lista para ir?».
«Vamos», dijo Freya, con la voz llena de emoción.
A las 7:30 p. m., el cielo se había desvanecido en un suave crepúsculo.
Ellis, elegante con su traje a medida, estaba sentado en un banco, con el rostro iluminado por la tenue luz. A su alrededor se extendía un campo salpicado de pequeñas flores silvestres.
Actualizaciones diarias desde ɴσνєℓα𝓼4ƒα𝓷.ç◦𝓂 con nuevas entregas
No dejaba de mirar su reloj, claramente esperando a alguien especial.
Entonces, una figura con un torpe disfraz de mono se acercó contoneándose y levantó una pata frente a él.
Ellis lo miró desconcertado. «¿Puedo ayudarte?», preguntó, con voz educada pero curiosa.
«Quiero que me cojas de la mano», dijo Freya, con la voz amortiguada y disimulada por el disfraz.
Ellis no sabía si era un hombre o una mujer quien hablaba.
«Ahora mismo estoy un poco ocupado», dijo amablemente. «¿Por qué no pruebas con alguien de allí?».
«Cógeme de la mano», insistió ella.
Ellis no se movió. Se quedó quieto, con los labios apretados.
Volvió a mirar el reloj. No había señales de Freya, quizá se había quedado atrapada en el tráfico. Freya se movió con torpeza y sacó una mano de detrás de la espalda. «Alguien me pidió que te diera esto».
Le entregó una tarjeta blanca con una letra cuidada.
Greta había escrito: «Sigue al mono y encontrarás a Freya».
Ellis frunció el ceño, confundido. ¿No era el plan traer a Freya aquí? ¿Por qué ese cambio de última hora?
.
.
.