Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 1162
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Capítulo 1162:
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«Suéltalo. ¿De qué hablasteis?», insistió Ellis.
Freya se sintió atrapada, como un ciervo ante los faros de un coche. Su mente buscó rápidamente una respuesta.
«Nada importante».
«¿De verdad?
«Solo tonterías», dijo ella, manteniéndose firme.
Los pensamientos de Ellis dieron vueltas y se posaron en una audaz suposición. «¿Estás planeando pedirme matrimonio el día 12?».
El asunto «urgente» de Alan, el momento, que no había ningún cumpleaños cercano y que Alan estuviera soltero… Todo apuntaba a Freya.
Su corazón se aceleró. Freya intentó ocultar su nerviosismo mirando fijamente su plato, pero Ellis se percató de su breve pausa.
Su corazón se agitó con emoción y curiosidad. ¿Podría ser cierto?
«Sabía que dirías eso», dijo Freya, fingiendo un suspiro, haciendo gala de sus dotes interpretativas.
Ellis frunció el ceño. Creía que la tenía calada.
«Me encantaría pedirte matrimonio, pero me lo pones difícil», dijo ella, aliviando la tensión. «No quieres ir conmigo a comprar anillos ni me das pistas sobre qué tipo de propuesta te gustaría. ¡No puedo adivinarlo!».
Ellis la estudió, buscando alguna contradicción en su historia.
Freya mantuvo una expresión seria, convencida de su actuación.
«Entonces, ¿por qué has estado tan evasiva?», preguntó él.
«No quería que pensaras que te iba a pedir matrimonio y que te hicieras ilusiones en vano», respondió ella con voz suave y convincente.
Por una vez, Ellis cuestionó sus instintos. Su reacción parecía real, aunque su lógica le dijera lo contrario.
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«He estado ayudando a Alan con su propuesta», añadió Freya, entremezclando verdad y mentiras. «Fui con él al extranjero para elegir anillos personalizados y le ayudé a averiguar qué siente su chica».
«¿Alan tiene novia?», preguntó Ellis, sorprendido.
«Sí», respondió Freya, cuyos años de aprendizaje con Ellis habían agudizado su capacidad para fingir. «Tuvo una relación secreta que terminó mal. Ha estado soltero, esperándola todo este tiempo. Ahora que se ha reunido con ella, quiere pedirle que se case con él».
«Entonces, ¿por qué las citas a ciegas?», Ellis detectó una incongruencia.
Alan no le parecía alguien que jugara con las mujeres. La historia de Freya comenzaba a desmoronarse, pero ella se mantuvo firme, con el rostro sereno y convincente.
Freya dejó escapar un suspiro silencioso, y su estado de ánimo empeoró por segundos. «Todavía no les ha dicho nada a sus padres sobre tener novia. Creen que sigue soltero y siguen empujándole a citas a ciegas. Se las arregló para esquivar a los demás, pero esta vez no pudo escapar».
«¿Por qué no les cuenta la verdad?».
«Es complicado. No conozco toda la historia, solo me dijo que lo mantuviera en secreto después de contármelo», respondió Freya. «Si la propuesta fracasa esta vez, no se lo menciones. Me dijo que lo mantuviera en secreto».
Ellis pudo ver la seriedad en sus ojos y se tomó sus palabras muy en serio.
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