Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 1149
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Capítulo 1149:
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Ellis se quedó callado.
Farrah tampoco dijo nada.
Era uno de esos momentos extraños.
Freya miró a los dos, notando el ambiente extraño, pero no se detuvo en ello. En cambio, se acercó para ver cómo le iba a Isabella con la niñera. Con cada mes que pasaba, la niña se había vuelto más dulce y cooperativa. Sus mejillas redondas y su carácter dulce la hacían aún más adorable.
«¿Por qué estás tan callada de repente?», le preguntó Freya a Isabella mientras le daba un golpecito juguetón. Se volvió hacia los demás y les lanzó una mirada significativa. «Nos has oído decir que es un secreto para ti. ¿Qué más podríamos añadir?».
Farrah se rió, sin perder el ritmo.
Si hubiera sido otra persona en lugar de Freya, podría haber sacado todo tipo de conclusiones descabelladas sobre Ellis y Farrah.
Sin embargo, Freya conocía demasiado bien a Ellis y a Farrah como para que su mente divagara en esa dirección. Ni siquiera se le pasó por la cabeza.
«Lo único que tiene sentido para que Ellis venga aquí y exija secreto», reflexionó Freya, entrecerrando los ojos con perspicacia, «solo hay una posibilidad».
Farrah levantó las cejas. —¿Y cuál es?
Ellis, por su parte, no podía quedarse quieto. Estaba casi seguro de que Freya lo había deducido todo.
«Se trata de su plan para pedirle matrimonio, ¿verdad?», insistió Freya, clavando la mirada en Farrah, buscando cualquier atisbo de emoción.
Freya no veía sentido en estudiar a Ellis. Era demasiado hábil ocultando sus emociones, lo que hacía casi imposible leer nada en su rostro. Pero se le escapaba algo importante. Farrah había construido su carrera interpretando papeles, y se le daba de forma natural.
Aunque la noticia la había pillado desprevenida, Farrah mantuvo la calma, esbozó una sonrisa amable y se quedó callada.
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Freya notó la falta de una reacción real y la incertidumbre se apoderó de ella. ¿Quizás su suposición estaba equivocada?
—¿Tanto te apetece que me arrodille? —Ellis esbozó una sonrisa perezosa, bajando finalmente la guardia, ya que Farrah había logrado guardar el secreto.
Freya no encontraba palabras. Si no era una propuesta de matrimonio, ¿qué demonios era?
Sus ojos se movían rápidamente entre Ellis y Farrah, buscando alguna pista sobre la verdad.
Si no era eso, ¿qué podía ser?
«Después de comer, te llevaré a comprar anillos. Cuando encontremos los adecuados, elegiré un día especial para pedirte matrimonio», dijo Ellis, siguiéndole el juego con naturalidad.
Freya apretó los labios, y sus sospechas se disiparon un poco. Quizás estaba dando demasiada importancia a las cosas.
Ir a comprar anillos no parecía un gran secreto.
Ellis se volvió hacia ella y le preguntó: «¿Qué tipo de propuesta te gustaría realmente?».
«Si no estás hablando de proponerme matrimonio, ¿entonces de qué hablaban exactamente Farrah y tú?», replicó Freya, sin estar dispuesta a dejarlo pasar.
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