El requiem de un corazón roto - Capítulo 973
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Capítulo 973:
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Después de la cena, se recostó satisfecha y saboreó un sorbo de vino.
Volviéndose hacia Norton, le expresó su gratitud. «Gracias, Norton. La cena de esta noche ha sido deliciosa».
Norton respondió con pocas palabras, su sonrisa transmitía su satisfacción.
Pensó para sí mismo lo fácil que era a veces hacerla feliz. Más tarde, Yvonne disfrutó de la fruta que le había preparado la ama de llaves y echó un vistazo a su teléfono, sintiéndose muy satisfecha.
Norton fue el primero en subir las escaleras.
Yvonne supuso que estaría duchándose o trabajando.
Poco después, regresó a la planta baja.
Yvonne levantó la vista, sorprendida por el sonido de los pasos. —¿Qué te ha traído aquí tan pronto?
Norton se acercó a ella deliberadamente, paso a paso.
Se aclaró la garganta y dijo: «Yvonne».
Ella respondió: «¿Sí? ¿Qué pasa?».
Su actitud grave y algo ansiosa le pareció inusual. «Pareces muy tenso… y un poco ansioso. ¿Qué pasa?».
Norton se ajustó la corbata, con la respiración entrecortada y desigual.
«¿Te pasa algo?», supuso Yvonne, notando su incomodidad.
«¡Por supuesto que no!», respondió él rápidamente.
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Yvonne se quedó sin palabras por un momento. «Bueno, si no pasa nada…». Pero antes de que pudiera terminar la frase, él le entregó un gran ramo de rosas.
Las rosas estaban envueltas en tul negro, creando un contraste que, francamente, resultaba bastante desagradable.
El ramo era tan grande que le tapaba la cara cuando Norton se lo entregó.
«Tú…», Yvonne se quedó desconcertada, sin palabras.
No se había dado cuenta de que su comportamiento extraño era simplemente su forma de prepararse para sorprenderla con flores.
«¿Son para mí?», preguntó, todavía incrédula.
Sin decir nada, él le colocó el ramo con firmeza en los brazos.
Mientras inhalaba la fragancia de las rosas, todo le parecía demasiado surrealista.
A continuación, Norton le entregó una caja. Dejando a un lado el ramo, Yvonne la abrió con cautela, consciente de su cuestionable gusto estético…
Para su sorpresa, la caja reveló algo extraordinario.
Sus ojos se iluminaron de alegría. «¡Dios mío, Norton! ¿Es el nuevo Hermes de edición limitada? ¡Eres increíble!».
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