El requiem de un corazón roto - Capítulo 971
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Capítulo 971:
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Margie.
Heidi apretó la mandíbula, pero se obligó a asentir. —Margie, tú también participarás en la entrevista.
Margie corrió hacia Yvonne al oír la llamada de Heidi, con una expresión de felicidad en el rostro.
«Estoy muy agradecida, señorita Wallace, por esta oportunidad. ¡Yvonne y yo nos aseguraremos de cumplir con sus expectativas!».
Cerca de allí, el rostro de Heidi se contorsionó de furia, pero logró esbozar una sonrisa para mantener su imagen pública.
Un plan ingenioso se formó en su mente mientras sus ojos brillaban con inspiración y su sonrisa se volvió genuinamente acogedora.
«Teniendo en cuenta la hora, ¿qué tal si programamos la entrevista para mañana, señorita Wallace?».
Anthea asintió con la cabeza, mostrando su aprobación a la propuesta de Heidi.
—Además, señorita Wallace, estamos encantados de que aparezca en la portada de nuestro próximo número. Elija el atuendo que prefiera de la colección de nuestra revista para la sesión de fotos de mañana.
Heidi siguió sonriendo y sugirió que Yvonne y Margie ayudaran a Anthea a elegir su atuendo, mientras ella las seguía de cerca.
En su interior, Heidi estaba furiosa. Pensó que Margie e Yvonne deberían contener su triunfalismo. Si le impedían realizar la entrevista, se aseguraría de que ellas corrieran la misma suerte.
Heidi observaba atentamente la selección de trajes, tomando notas en silencio para sus planes.
Cuando Yvonne acompañó a Anthea de vuelta, el día estaba llegando a su fin. Terminaron de elegir los trajes justo cuando el reloj marcaba el final de la jornada.
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Como tenía responsabilidades adicionales, Anthea fue la primera en marcharse. Margie se quedó atrás, terminando diligentemente sus tareas hasta bien entrada la noche.
Mientras tanto, Yvonne estaba en su escritorio organizando sus pertenencias del día.
Al pasar por el espacio de trabajo de Heidi, Yvonne le preguntó: «¿Todavía estás trabajando?».
Heidi levantó la vista con una sonrisa. «Solo me quedan unas cosillas. Vete tú primero». Luego le dio ánimos. «Mañana vas a dirigir la entrevista principal. Asegúrate de que todo salga a la perfección, ¡sin ningún contratiempo!».
Yvonne respondió con un gesto de asentimiento. «Lo daré todo. ¡Gracias por el aviso!».
Cuando Yvonne se marchó, Heidi se quedó mirando su silueta mientras se alejaba, mordiéndose el labio para contener sus emociones.
Al salir del edificio de oficinas, Yvonne miró a su alrededor; como esperaba, no había ni rastro del coche de Norton. Había previsto que quizá no fuera a recogerla, pero su ausencia le dolió un poco. Sin embargo, rápidamente se sacudió la decepción.
Era prudente adaptarse a esta realidad cuanto antes, teniendo en cuenta que su relación con Norton se sentía cada vez más precaria y casi sin esperanza.
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