El requiem de un corazón roto - Capítulo 944
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Capítulo 944:
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Pincho un trozo de kiwi con un tenedor, hizo clic sin pensar y no esperó nada.
Pero en cuanto se cargó la pantalla, se quedó paralizada.
Era una oferta.
No solo una entrevista, sino un trabajo real. Querían que empezara al día siguiente.
Se incorporó de un salto como si le hubieran dado una descarga. Sus ojos se posaron de nuevo en el remitente: Stylist Magazine.
¡Siempre supo que tenían buen ojo para el talento!
Con una sonrisa de oreja a oreja, cogió el teléfono y escribió rápidamente. «¡He conseguido un trabajo!», le envió un mensaje a Edmond.
Luego abrió el chat de Leif y escribió: «He conseguido un trabajo. Gracias de nuevo por tu ayuda con mi currículum. ¡Te invito a cenar esta noche!».
En la cena de Norton, Leif, normalmente tranquilo y sereno, miró su teléfono y esbozó una sonrisa mientras echaba algunas miradas furtivas a Norton.
Norton arqueó una ceja, intrigado.
Leif le pasó el teléfono sin decir nada y Norton miró rápidamente la pantalla. Era un mensaje de Yvonne: ¡había invitado a Leif a cenar! Norton apretó con fuerza la copa de vino y, sin pensarlo dos veces, se la bebió de un trago.
Los demás comensales intercambiaron miradas inquietas y sus risas nerviosas llenaron el aire mientras se apresuraban a rellenar sus copas.
Norton cogió su propio teléfono y lo colocó sobre la mesa con un movimiento deliberado.
Desbloqueó la pantalla y se desplazó por ella, pero no había nada de Yvonne, ni una palabra sobre su éxito, ni siquiera un reconocimiento.
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Siempre se había enorgullecido de ser independiente, pero ahora… estaba ahí fuera trabajando sin decirle ni una palabra.
Su teléfono permaneció en silencio sobre la mesa, con la pantalla apagada, mientras la tensión en la habitación se intensificaba con cada momento que pasaba.
Norton bebió un trago tras otro, pero nada alivió el nudo que tenía en el pecho.
En el hipódromo, Ethan y sus amigos salieron de sus vehículos, con la emoción aún en el aire.
—Ethan, hoy estás de muy buen humor. ¿Has recibido buenas noticias? Ethan esbozó una sonrisa y restó importancia al comentario en broma de su amigo con un gesto casual.
En su mente, sus pensamientos no estaban en la carrera. Estaban en Yvonne.
Aquel día en el hipódromo, su radiante sonrisa y su energía contagiosa le habían dejado una huella indeleble. Desde que la vio, había vuelto al hipódromo una y otra vez, con la esperanza de volver a verla, de tener otra oportunidad de verla. Pero nunca la tuvo.
Casi perdió la esperanza, hasta que el destino le dio un giro inesperado.
El recuerdo de lo que había sucedido ese mismo día hizo que su sonrisa se ampliara aún más, y una chispa de emoción iluminó su rostro.
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