El requiem de un corazón roto - Capítulo 899
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Capítulo 899:
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Lo pensó un momento antes de enviar una breve respuesta: «Vale».
En el coche, Brian leyó el mensaje y dio unos golpecitos en el respaldo del asiento del conductor. «Vamos».
Menos de diez minutos después, se detuvieron frente a la residencia de Rachel. Era un lugar modesto.
Brian llamó a la puerta y esta se abrió al poco rato.
Habían pasado dos meses desde la última vez que se habían visto. Ahora, cara a cara, solo podían mirarse en silencio, atónitos.
Rachel habló primero. «Pasa».
—Claro. —Se acomodó mientras ella le servía un vaso de agua—. ¿Estás cómoda viviendo aquí? —preguntó Brian después de echar un vistazo al lugar, con voz preocupada.
«No es un piso en un rascacielos en pleno centro de la ciudad, pero se está tranquilo por aquí. El aire es fresco, es bueno para la mente y el cuerpo. Además, me gusta tener niños cerca».
«Me alegro de oírlo. Me tranquiliza». Brian dejó sobre la mesa una bolsa de bonito diseño que había traído. Desentonaba un poco en aquel entorno modesto.
—Te he traído algunos de tus postres favoritos —dijo con amabilidad—. Son un poco difíciles de encontrar por aquí.
—Gracias.
—No hay de qué.
La expresión de Rachel se volvió más seria. —No solo los postres, sino también las donaciones. Sé que estás siendo generoso por mí. Incluso has volado aquí expresamente para verme, ¿verdad?
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Brian no esperaba que ella se lo preguntara tan directamente, pero, ya que lo había hecho, no iba a negarlo. —Es cierto que me preocupo por estos asuntos por ti. La primera donación fue exclusivamente para ti. Pero después de ver la situación con mis propios ojos hoy, creo que voy a seguir con la labor benéfica, esta vez por el bien de todos.
«Gracias por ser sincero conmigo».
Tal y como había prometido, Brian no se quedó mucho tiempo. Se marchó poco después.
No se vieron ni tuvieron noticias durante las dos semanas siguientes. Durante ese tiempo, ambos estuvieron completamente absortos en sus vidas. No hubo visitas, llamadas ni mensajes.
En un momento dado, Rachel pensó que la distancia y la ausencia harían que se distanciaran. Al final, cuando sus caminos se cruzaran de nuevo, se limitarían a intercambiar un saludo cortés y seguirían con sus vidas.
Por eso, se sorprendió bastante al encontrar a Brian en su puerta solo dos semanas después, con buenas noticias que compartir.
La siguiente tanda de donaciones estaba patrocinada por el Grupo White, lo que significaba una cantidad considerablemente mayor de fondos. Huelga decir que Rachel se alegró mucho al oírlo, ya que eso significaba que más niños tendrían la oportunidad de recibir tratamiento.
Brian también le trajo regalos, entre ellos sus postres y aperitivos favoritos, así como algunos artículos de primera necesidad.
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