El requiem de un corazón roto - Capítulo 898
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 898:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
«Cada decisión, cada movimiento que hiciste, le afectó profundamente. La crisis con el Grupo Vance… Debes saber que él podría haberse mantenido al margen, pero se involucró por ti. ¿El restaurante al que fuiste con la señorita Vance? Lo construyeron para ti, específicamente porque te encantan los fuegos artificiales. Él sabía que disfrutarías de la vista desde las alturas y que casi todos los platos te encantan. Ese lugar nunca fue pensado para nadie más, era su regalo para ti».
Dudó, ordenando sus pensamientos antes de continuar, con voz más suave: «No sé si alguna vez te has fijado en la fecha en que se celebran los espectáculos pirotécnicos anuales. Para la mayoría, parece aleatorio. Pero si prestas atención al calendario, verás un patrón. Y en el cajón del escritorio del señor White hay cajas, pequeñas y grandes, llenas de regalos de cumpleaños que había planeado darte a lo largo de los años, pero que nunca lo hizo. Los preparó cada año con mucho cariño, pero nunca tuvo la oportunidad de dártelos».
La mirada de Ronald se suavizó aún más, su voz era firme pero suplicante. «Ha cometido un error, no lo voy a negar. Te ha decepcionado y lo sabe. Pero, ¿puede un error definirle para siempre? En los años que habéis estado separados, ha pasado cada día intentando compensarte. Para mí está claro: te quiere profundamente. Estuvisteis juntos durante mucho tiempo y creo, con todo mi corazón, que todavía le quieres. Por eso, esa noche, preparé la fragancia especial en la habitación».
A medida que las palabras de Ronald calaban en ella, Rachel empezó a atar cabos y a comprender la verdad. No fue el alcohol lo que desencadenó los acontecimientos de aquella noche, sino el incienso que Ronald había colocado cuidadosamente en la habitación.
Una vez de vuelta en su apartamento, Rachel no perdió tiempo. Corrió a buscar los calendarios de los últimos años y, con los dedos ligeramente temblorosos, pasó las páginas. Empezó a marcar las fechas de los espectáculos de fuegos artificiales, una por una.
Al marcar la tercera fecha, se dio cuenta de algo y se le cortó la respiración. Continuó, con el corazón acelerado, mientras comprobaba las fechas restantes. No era una coincidencia. Cada una de esas noches había sido una ocasión especial para ella, como su cumpleaños y su aniversario.
En el pasado, Rachel lo había descartado como una mera coincidencia. Con el paso de los años, había dejado de celebrar su cumpleaños y ya no relacionaba los deslumbrantes espectáculos con su día especial. Nunca se le había ocurrido que pudiera haber algo más.
¿Ya leíste esto? Solo en ɴσνє𝓁α𝓼4ƒα𝓷.𝓬𝓸𝓂 en cada capítulo
Pero ahora, al encajar todas las piezas, lo entendió. Esas supuestas coincidencias no eran en absoluto aleatorias. Estaban cuidadosamente planeadas, cada una de ellas un silencioso gesto e e de amor, un sutil recordatorio de que él siempre había estado pensando en ella. Se dio cuenta de que las verdaderas coincidencias eran una rareza en la vida.
Cuando Ronald finalmente lo reveló todo, Rachel no sabía cómo sentirse ante la verdad. ¿Seguía odiando a Brian? Por supuesto que no. Incluso el resentimiento más profundo se había ido desvaneciendo con el tiempo gracias a sus silenciosos y constantes actos de bondad.
Al fin y al cabo, Brian la había ayudado mucho en los últimos años, más de lo que ella jamás hubiera podido esperar. Sin embargo, decir que no quedaba ningún resentimiento sería mentir. Seguía habiendo cierta amargura, fruto de un pasado que nunca podría cambiar.
Una notificación en su teléfono devolvió a Rachel a la realidad. Era un mensaje de Brian: «¿Puedo pasar a verte? No me quedaré mucho tiempo. Tengo que volver esta noche».
.
.
.