El requiem de un corazón roto - Capítulo 835
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 835:
🍙🍙🍙🍙 🍙
Allan lo recordaba vívidamente. Sólo tenía cinco años cuando sus padres se separaron.
Y Lizzie… sólo tenía unos meses. Aún era un bebé pequeño y risueño. En ese entonces, aún no había perdido la vista.
Cuando Allan era pequeño, no entendía muy bien lo que significaba que sus padres se separaran.
Pero a medida que pasaba el tiempo y apenas veía a su madre, poco a poco empezó a comprender.
Por aquel entonces, le pedía en secreto a su chófer que le llevara a verla muchas veces, pero ella rara vez accedía a reunirse con él. La mayoría de las veces, volvía a casa triste y decepcionado.
Un día, cuando por fin volvió a verla, estaba agarrada del brazo de otro hombre, con aspecto feliz y radiante.
«Mamá, ¿me das un abrazo?». Recordaba que, el día de su cumpleaños, alargó sus bracitos con la esperanza de que ella le diera aunque fuera un pequeño abrazo. Pero no se lo dio. Peor aún, ni siquiera se acordó de que era su cumpleaños.
Ese día, su corazón se rompió por completo.
Su padre se volvió más estricto y ya no dejó que el chófer le llevara a verla. Así que durante los dos años siguientes no volvió a verla.
Al recordar todo esto, Allan sintió que se le hacía un nudo en la garganta.
«Pase lo que pase, sigues siendo mi madre y siempre te llamaré así. Hoy es un gran día para mí. Me casé con la mujer que amo. Si estás aquí para darnos tus bendiciones, seré feliz. Pero si estás aquí para causar problemas, entonces no deberías haber venido».
Trudy ni siquiera le miró. Pasó junto a las mesas y se detuvo frente a Rachel.
A Rachel se le aceleró el corazón. No sabía si levantarse y saludar o quedarse quieta.
Sin embargo, Trudy habló primero.
«Así que eres la novia de Allan. ¿Cómo te llamas?»
«Rachel».
«Es un nombre precioso para una chica preciosa».
Rachel se levantó rápidamente.
«Oh, um, gracias.»
Como no se conocían, Rachel no sabía qué más decir.
Por suerte, Allan intervino justo en ese momento.
«Mamá, ¿qué está pasando?»
El tono de Trudy se agudizó.
«Cálmate. Sé exactamente lo que estoy haciendo».
De repente, Rachel sintió algo frío en la muñeca. Miró hacia abajo y vio una pulsera.
.
.
.