El requiem de un corazón roto - Capítulo 812
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 812:
🍙🍙🍙🍙 🍙
No se lo esperaba.
No esperaba que cantara tan bien.
Cuando se apagó la última nota, Allan se acercó a ella con voz suave.
«Hace una noche preciosa. ¿Compartimos una canción juntos?»
Rachel no lo dudó.
Le tendió la mano y se la puso a él.
Su palma era ancha, cálida, firme.
Durante mucho tiempo, había creído que sólo Brian podía hacerla sentir así. Pero ahora, no estaba tan segura.
El viento era una suave caricia que envolvía a Rachel como un suave abrazo.
Sonaba música de fondo, mezclada con el sonido de las risas, mientras las luciérnagas parpadeaban en el aire, pintando la noche con su brillo dorado.
Todo parecía tranquilo, casi onírico.
Rachel cantó unas cuantas canciones más, saboreando la rara escapada del ajetreo constante de la vida en la ciudad.
Por primera vez en mucho tiempo, se sintió completamente a gusto.
Cuando bajó del escenario, un delicioso aroma, rico y ahumado, se dirigió hacia ella y le revolvió el estómago.
Inhaló profundamente.
«¿Qué huele tan bien?»
Allan se rió y le cogió la mano.
«Ven conmigo.»
La condujo hacia delante, guiándola por el claro poco iluminado.
No muy lejos, una barbacoa había sido instalada, con las brasas encendidas proyectando sombras parpadeantes. El aroma de la carne chisporroteando llenaba el aire, cálido y apetitoso.
Frente a la parrilla, una figura trabajaba hábilmente, sus largas trenzas se balanceaban con cada movimiento mientras volteaba las brochetas con experta precisión.
Rachel abrió los ojos, sorprendida.
«¿Lizzie?»
Lizzie no había estado aquí antes, así que verla ahora fue inesperado, pero una grata sorpresa.
Y lo que era más importante, la presencia de Lizzie significaba que Rachel no estaría a solas con Allan, lo que, si era sincera consigo misma, la inquietaba.
No podía deshacerse de la sensación de que estar a solas con él esta noche podría llevarla a una conversación para la que no estaba preparada, una que podría cambiar todo entre ellos. Y no estaba segura de cómo respondería.
Pero ahora, con Lizzie aquí, esa tensión se desvanecía.
.
.
.