El requiem de un corazón roto - Capítulo 771
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 771:
🍙🍙🍙🍙 🍙
Al atenuarse las luces, un suave resplandor de las velas bañó la sala con un cálido parpadeo, y las voces armonizaron en celebración.
Brenda cerró los ojos y respiró lentamente.
Su deseo era simple.
«Sólo espero que esta noche reconozca mis sentimientos», murmuró en voz baja, con el corazón apretado.
La tarta era enorme y Brenda se tomó su tiempo para cortar ella misma los primeros trozos. Seleccionó con cuidado un trozo generosamente cubierto de fruta fresca y lo dejó en un plato. El resto lo dejó en manos de los camareros.
El estómago de Rachel estaba revuelto últimamente, y la tarta era demasiado dulce para su gusto. En lugar de darse el gusto, prefirió pasear por el local.
Mientras deambulaba, su mirada se posó en una figura conocida. Estaba a punto de gritar cuando alguien se le adelantó. «Allan.»
La voz de Brenda era clara y segura mientras se acercaba, con los tacones chasqueando contra el suelo y un trozo de tarta elegantemente equilibrado en la mano. Rachel se apartó en silencio, retirándose a un lugar menos visible.
Parecía que Allan estaba en una llamada.
Brenda ralentizó sus pasos, esperando pacientemente a que él terminara antes de hablar.
«¿Ya está? Toma, prueba esto. Sé que no te gusta demasiada crema, así que elegí la fruta para ti».
Allan aceptó el plato con una pequeña inclinación de cabeza. «Gracias».
A Brenda se le iluminó la cara al verle dar el primer bocado.
«¿Ya has comido?», preguntó.
«Todavía no. He estado ocupada con algo importante». Con una sonrisa juguetona, extendió la mano. «Hablando de eso, ¿dónde está mi regalo? Su tono tenía un sutil encanto y su expresión estaba llena de expectación, como quien espera un regalo de un ser querido.
Allan vaciló, con el pastel aún en la mano.
Allan se recompuso enseguida.
«Dame un segundo. Tengo que hacer una llamada». No mucho después, Alban apareció.
Al verle, a Brenda se le iluminó la cara, suponiendo que Allan le había enviado con un regalo. Pero cuando miró más de cerca, se dio cuenta de que no llevaba nada. Alban se acercó y saludó a Allan.
«Alban, te necesito como testigo. Hoy es el cumpleaños de Brenda, y la empresa le va a dar un aumento del dos por ciento en la prima de este año.» Allan se volvió hacia Brenda. «Adelante, cómprate lo que quieras».
Dados los beneficios de la empresa este año, ese dos por ciento sumaría varios millones. Para un empleado normal, este tipo de bonificación sería inimaginable. Pero Brenda no era una empleada cualquiera.
Estaba claro que el dinero no era lo que realmente quería.
.
.
.