El requiem de un corazón roto - Capítulo 762
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Capítulo 762:
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Se dio la vuelta al instante, con los ojos iluminados por la sorpresa y una sonrisa de satisfacción dibujándose en sus labios. Pero no duró mucho.
«El guardia me ha dicho que llevas aquí demasiado tiempo. La gente está empezando a pensar que tienes malas intenciones», dijo Rachel sin rodeos. «Así que he venido a decirte que te vayas».
La expresión esperanzada de Brian vaciló.
«Rachel, puedo explicarte…», empezó.
Rachel le cortó con voz tranquila. «No hace falta. Deja de quedarte aquí y vete a casa».
«Pero esperé tanto para que volvieras, yo…»
Rachel le interrumpió sin piedad. «Brian, te equivocas. No acabo de volver. Llevo tiempo en casa. Volví con mi jefe, le invité a cenar arriba y ahora sólo estoy aquí abajo porque tenía que sacar la basura. Te vimos cuando llegamos, pero te ignoré a propósito».
La amarga sonrisa de Brian vaciló. «¿No puedes guardarme un poco de dignidad? ¿Realmente tenías que exponerlo así?»
Por supuesto, la había visto caminando junto a Allan. Sólo que no quería admitirlo.
Pero ahora, ella le había despojado de la última pizca de autoengaño.
La forma en que admitió abiertamente haber cenado con otro hombre sin pensárselo dos veces era una señal clara. Él ya no le importaba. Ni sus sentimientos, ni sus opiniones, ni siquiera cómo la veía.
Al darse cuenta, una oleada de pánico se abatió sobre él.
La mirada de Rachel permaneció fría como el hielo. «Como ya sabes la verdad, no hay nada más que decir. Lo has visto todo por ti misma. Así que hazte un favor y vete».
«¡Rachel!» Brian se movió rápidamente hacia adelante, extendiendo la mano para agarrar el brazo de Rachel.
«Suéltame. Si tienes algo que decir, dilo directamente».
Ahora mismo, Rachel no tenía paciencia para él. Sólo quería que se fuera. Había trabajado incansablemente para reconstruir su vida y por fin había encontrado la paz que anhelaba. Así que no iba a dejar que nadie la perturbara. Hubo un tiempo en el que pensó que ser una esposa devota y una madre cariñosa era todo lo que quería.
Lo había volcado todo en hacer realidad ese sueño.
Pero ahora se había dado cuenta de que lo único que necesitaba era una vida en paz, sin dramas ni dolores innecesarios.
¿Y el amor? Ese era un lujo que ya no le interesaba.
«Brian, lo he superado. ¿Por qué sigues irrumpiendo en mi vida, sembrando el caos? ¿Disfrutas viéndome sufrir?»
La frustración en su mirada drenó la lucha de Brian, dejándolo desinflado.
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