El requiem de un corazón roto - Capítulo 734
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Capítulo 734:
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Rachel se sorprendió y emocionó al mismo tiempo. «¿Cuándo has preparado todo esto?»
«Siempre lo he tenido preparado», respondió Allan encogiéndose de hombros. «Quería que tuvieras un lugar donde quedarte cuando finalmente decidieras volver».
«Este… Allan, tú…» Rachel se quedó sin palabras.
«Sólo tómalo. No hay ataduras ni vínculos personales. Es un alojamiento más que ofrece la empresa».
Así de fácil, Allan disipó sus preocupaciones. Se mostró tan displicente que Rachel pensó que llegaría a un apartamento normal y corriente. Pero cuando abrió la puerta y entró, se quedó completamente sorprendida por lo que tenía delante.
El apartamento había sido cuidadosamente diseñado, con las paredes pintadas del color favorito de Rachel, creando un espacio que sentía como propio. No era demasiado espacioso, probablemente para evitar la sensación de agobio, pero su calidez y comodidad lo hacían acogedor al instante.
Rachel no perdió tiempo en enviar un mensaje. «¡Gracias!»
Su respuesta llegó casi al instante. «Me alegro mucho de que te guste».
Sonrió y envió otro mensaje. «En cuanto empiece, lo daré todo por la empresa».
«¡No puedo esperar a verte en acción!» respondió Allan con entusiasmo.
A la mañana siguiente, Rachel se levantó temprano, ansiosa por volver al mundo profesional que tanto había deseado. Seleccionó cuidadosamente su atuendo para el día. Como el morado era su color de la suerte, eligió un traje de color lavanda suave que irradiaba confianza y elegancia. Después de recogerse el pelo con esmero, se veía como una profesional pulida, lista para afrontar el día.
Justo cuando estaba a punto de salir y llamar a un taxi, Curt se acercó corriendo.
«Srta. Marsh, déjeme llevarla a la empresa».
Rachel parpadeó sorprendida. «Esto no es sólo una coincidencia, ¿verdad?»
«En realidad, el Sr. Vance arregló esto. Había planeado recogerte él mismo, pero surgió un viaje de negocios urgente. Antes de irse, se aseguró de que yo te llevara en su lugar».
«Ah, ya veo. Gracias».
Como Curt había venido hasta aquí, me pareció justo aceptar su amable gesto.
Sentada en el coche, Rachel sintió que la invadía una reconfortante sensación de familiaridad. Habían pasado años desde la última vez que pisó el mundo laboral. Ahora que por fin regresaba, una chispa de entusiasmo bullía en su interior.
Sabía que reincorporarse al mundo profesional significaba enfrentarse a nuevos retos y tratar con clientes difíciles. Sin embargo, no podía evitar sentirse ilusionada. Era un nuevo comienzo, un nuevo capítulo en su vida.
A partir de ese momento, ya no temería encontrarse con Brian, ni se desviaría de su camino para evitarle. Había tomado una decisión. Viviría su vida al máximo, sin vacilar.
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