El requiem de un corazón roto - Capítulo 699
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Capítulo 699:
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Sólo cuando terminaron de comer, Rachel expresó su gratitud diciendo: «Sr. Vance, le estoy profundamente agradecida por toda su ayuda. Le pido disculpas por las molestias que le haya podido causar».
Allan la tranquilizó. «No hace falta que te disculpes. Este lugar es grande, y a menudo estoy aquí solo; es bastante tranquilo. No impones nada. Concéntrate en mejorar. Además, hay algo importante que deberías saber».
Rachel preguntó con curiosidad: «¿Qué es eso?».
«Mientras estabas en estado crítico, se encontró un donante de riñón compatible. La razón de tu prolongada inconsciencia es que te sometiste a un trasplante de riñón. Ahora, es crucial que te concentres únicamente en tu recuperación».
«¿Un trasplante de riñón?» Rachel se quedó estupefacta, apenas capaz de asimilar la noticia. «¿En serio? ¿Han encontrado un riñón compatible para mí?»
Allan asintió con firmeza. «Sí, es verdad».
A Rachel se le llenaron los ojos de lágrimas mientras le miraba y le decía: «Muchas gracias».
Ahora mismo, no podía expresar sus emociones con palabras: estaba abrumada por la gratitud.
«Tómatelo con calma y céntrate en mejorar. Mi equipo te controlará regularmente». La voz de Allan era tan cálida y tranquilizadora como siempre. Y así fue como Rachel acabó quedándose en casa de Allan durante un mes entero.
Mientras tanto, Yvonne seguía presionando a Brian para que finalizara el divorcio. Incluso le llevó a la tumba de Rachel para hacerle creer que Rachel se había ido de verdad.
Al final, le dijo que los papeles estaban firmados y que llegarían pronto. Pero, para su sorpresa, pasaron dos días y no llegó nada.
Al principio, Yvonne supuso que debía tratarse de un problema de entrega. Pero después de comprobarlo, descubrió que Brian lo había interceptado.
Furiosa, le llamó enseguida. «Brian White, ¿de qué va esto? ¿Interceptaste el paquete?»
«Creo que no has sido del todo sincero conmigo», dijo Brian en un tono firme y sin rodeos.
«¿De qué estás hablando?» preguntó Yvonne, haciéndose la despistada.
«Rachel está viva, ¿no?»
Yvonne se burló. «Si sigues imaginando cosas, te sugiero que veas a un médico».
Y con eso, la llamada terminó con una nota amarga.
Pasó una semana.
Una noche, justo cuando Raquel se disponía a descansar, oyó que llamaban a la puerta.
Al principio, pensó que era Allan, pero dada la hora que era, no le pareció correcto.
Cuando abrió la puerta y vio a Yvonne de pie, Rachel se quedó completamente sorprendida. Invadida por la alegría, se apresuró a meterla dentro. «¡Yvonne, por fin estás aquí! Esto es maravilloso». Pero a diferencia de la emoción de Rachel,
El rostro de Yvonne parecía preocupado. «¿Qué ha pasado? ¿Ha pasado algo?» La sonrisa de Rachel se desvaneció al preguntar.
Yvonne la abrazó con fuerza. «Rachel, prepárate. Tengo malas noticias… La abuela de Brian falleció».
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