El requiem de un corazón roto - Capítulo 691
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 691:
🍙🍙🍙🍙 🍙
La lápida estaba completamente en blanco, sin una sola palabra tallada en ella. Al ver esto, Brian sintió un pequeño atisbo de esperanza: tal vez no fuera real.
Pero Yvonne se volvió hacia él y le habló en un tono frío y llano. «Querías verla, ¿verdad? Pues aquí está. Esta es la tumba de Rachel». La última pizca de esperanza en los ojos de Brian se desvaneció al instante.
«¡No!» Brian sacudió violentamente la cabeza. «¡Eso es mentira!»
Yvonne dejó escapar una risa fría y burlona. «Pero es la verdad. Puedo verlo en tus ojos, estás confundido. ¿Por qué está enterrada en un rincón tan olvidado? ¿Por qué su lápida está en blanco? No te preocupes, te lo explicaré todo».
Trazó ligeramente la lápida con los dedos y continuó: «Rachel eligió ella misma este lugar. Quería un lugar abierto, donde nada bloqueara la luz del sol. Aquí, en la cima de la colina, el sol siempre brilla. Pasó frío toda su vida. Por eso, cuando se fue, sólo quería descansar al calor del sol. Le encantaba sonreír, adoraba los días soleados y odiaba la penumbra de la lluvia. Eligió la cima de la colina porque quería paz, lejos del ruido y el caos del mundo. Sin interrupciones, sin molestias. Y lo que es más importante, no quería que tú la molestaras, Brian. Así que déjame dejar esto claro: visitar su tumba una vez es suficiente. No vuelvas otra vez. Si lo haces, estarás perturbando la paz que ella anhelaba. Ella no querría eso. ¿Y en cuanto a la lápida en blanco? Eso fue intencional, para asegurarse de que nunca la encontrarías. Incluso después de muerta, Rachel quería cortar todos los lazos contigo».
Yvonne dio un paso atrás y se cruzó de brazos. «Así que no retrases los papeles del divorcio. Fírmalos hoy y envíamelos».
Brian se arrodilló ante la lápida, todo su cuerpo temblaba bajo el peso.
De su pena.
Pero Yvonne permaneció indiferente.
El arrepentimiento siempre llegaba demasiado tarde.
Los minutos pasaron en silencio.
La voz de Yvonne, fría y firme, cortó el aire. «Se acabó el tiempo. Dejarte despedirte de Rachel ya fue más piedad de la que merecías. Levántate. No me lo pongas más difícil».
Brian, sin embargo, se negó a irse. Se quedó clavado en el suelo.
Yvonne suspiró, sacudiendo la cabeza. «Te advertí que te arrepentirías de todo, ¿no?»
Su voz se agudizó. «¡Vete ahora!»
Esta vez, Brian escuchó. Sabía que tenía muchas peticiones para Yvonne en el futuro, no podía permitirse enfadarla.
Mientras Brian se alejaba, Yvonne se volvió hacia la lápida. Se agachó, sacó un paño del bolsillo y limpió suavemente el polvo.
No había polvo, pero siguió limpiando. Una y otra vez.
«Jeffrey, estoy aquí», susurró con voz temblorosa. «Tu hermana está a salvo. La operación ha ido bien y ahora está a salvo. Allan Vance cumplió su palabra: Rachel recibió los mejores cuidados médicos. Mejorará con el tiempo. Yo también cumplí mi promesa. No le diré a Rachel que le diste tu riñón y tus córneas. Cuando se despierte y pregunte por ti, cumpliré nuestro trato y le diré que falleciste a causa de tu enfermedad. Siempre cumplo mi palabra, así que estate tranquilo. Si hay otra vida, encuentra una familia que te quiera, unos padres que te aprecien y quizá una hermana que cuide de ti como hicimos nosotros. Y si puedes, conoce a alguien que te quiera de verdad, alguien que te aprecie».
Cuando terminó, estaba llorando tan fuerte que no podía parar.
.
.
.