El requiem de un corazón roto - Capítulo 679
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Capítulo 679:
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Recordando a Carol, Rachel hizo que Jeffrey enviara un mensaje. «Carol, he estado en el bosque con mala cobertura. Me pondré en contacto contigo en unos días cuando vuelva».
Carol dejó escapar un suspiro de alivio cuando vio el mensaje.
«De acuerdo, cuídate. Esperaré a que vuelvas pronto».
Durante los días siguientes, Rachel permaneció en el hospital y Jeffrey se ocupó mucho de ella.
No era el más rápido, pero se aseguraba de que todo se hiciera correctamente. Se tumbó en la cama y dejó escapar una suave risita. «Jeffrey, parece que últimamente tú eres el hermano mayor y yo tu hermana pequeña».
Jeffrey se sonrojó un poco al oír sus palabras.
Pero entonces, la miró seriamente. «Has hecho mucho por mí como hermana mayor en esta vida. Si hay una próxima vida, me aseguraré de nacer primero para poder ser el hermano mayor y protegerte».
A Rachel se le iluminó la cara y extendió el meñique. «De acuerdo, juramento del meñique. Por los siglos de los siglos».
Era una promesa tan simple, tan infantil, pero en aquel momento me pareció cálida y reconfortante.
Rachel pasó una breve estancia en el hospital para recuperarse.
Al principio esperaba recuperar fuerzas rápidamente para poder unirse a Jeffrey en unas últimas aventuras, ya que podría ser su último viaje juntos.
Pero Jeffrey no quiso oír hablar de eso.
«Tómate tu tiempo para descansar. Ya he visto todo lo que quería en este viaje. Volvamos a casa», insistió.
Rachel experimentó una punzada de culpabilidad, consciente de que él podría haber abreviado sus viajes por ella.
«Lo siento si he arruinado su viaje.»
Jeffrey la consoló. «En absoluto. He tenido un viaje estupendo. Estar contigo hace que hasta el más sencillo viaje de vuelta sea una delicia».
«¿De verdad te sientes así?», preguntó ella, con una sonrisa en la cara.
«Por supuesto, donde quiera que estés es mi casa».
Una vez decidido esto, emprendieron el viaje de regreso.
Esta enfermedad había hecho que Rachel se diera cuenta de que sus días estaban contados.
Una vez en casa, se sentó con Yvonne y le contó los detalles de sus complicaciones de salud.
El corazón de Yvonne se aceleró de preocupación mientras escuchaba, pero Rachel, con una sonrisa tranquilizadora, dijo: «Yvonne, no hay necesidad de preocuparse por mí. Estoy en paz con lo que pueda venir».
Luego sacó una foto impresa. «Esta es la instantánea que Jeffrey y yo tomamos en nuestro viaje. Esta es nuestra favorita. Debería el tiempo…»
Dudó brevemente, y luego añadió: «Si llega el momento en que ambos debamos separarnos, guardemos esta foto para recordarnos. Es reconfortante pensar que estaremos juntos en el cielo».
Yvonne agarró la mano de Rachel, las lágrimas corrían por su rostro.
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