El requiem de un corazón roto - Capítulo 671
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Capítulo 671:
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Mientras aseguraba el paquete, algo le llamó la atención: una tarjeta metida dentro. Sin dudarlo, se la entregó.
Brian lo abrió, reconociendo al instante la delicada y familiar letra de Rachel.
«Brian, cuando recibas esto, Jeffrey y yo ya nos habremos ido. No nos echaremos de menos. Sólo quiero llevarle de viaje, que vea los impresionantes paisajes y la belleza de nuestro país. No le queda mucho tiempo. Por eso…»
«Viaje final, quiero cumplir sus deseos y estar a su lado. Por el bien de lo que una vez tuvimos, le pido que no venga a buscarnos. Por favor, no interfiera. Además, he firmado el acuerdo de divorcio. Espero que respetes nuestra decisión y lo firmes también. Cuando vuelva, lo recogeré. Confío en que lo cumplas».
La carta de Rachel era firme y no dejaba lugar a dudas.
Brian lo leyó en absoluto silencio, el peso de sus palabras calando hondo.
No dijo ni una palabra durante el resto del día, ni salió de su despacho.
La luz de su despacho ardió durante toda la noche, intacta.
Cuando Ronald llegó a la mañana siguiente, la puerta del despacho de Brian seguía bien cerrada.
Brian sostenía el teléfono con los dedos tensos por la duda. Había pensado en llamar a Rachel cientos de veces, pero se obligó a no hacerlo.
Lo había dejado claro: no quería molestias. Lo último que probablemente quería era ver su nombre en la pantalla. Aun sabiendo esto, Brian no pudo contenerse. Después de agonizar durante lo que le pareció una eternidad, escribió el mensaje más simple. «Cuídate». Como era de esperar, no recibió respuesta.
A partir de ese momento, Brian se ahogó en el trabajo, enterrando cada segundo de vigilia en tareas interminables.
Los escasos descansos que se permitía los pasaba con Carol. Más allá de eso, su mundo giraba en torno a plazos implacables.
Corren rumores de que su inquebrantable empuje hizo subir las acciones de la empresa, para regocijo de los accionistas. Sin embargo, nada de eso le producía satisfacción.
Después de todas las idas y venidas, los éxitos y los sacrificios, una verdad quedó dolorosamente clara: había perdido a la persona más importante de su vida. La ausencia de Rachel dejó un vacío en su interior.
Rachel y Jeffrey habían cogido el autobús por una sencilla razón.
Los billetes podían comprarse a bordo, sin necesidad de registrarse con el nombre real, una forma discreta de desaparecer.
Brian recorrió toda la ciudad el día que Rachel desapareció, pero no había ni rastro de ella ni de Jeffrey.
Pagaron todo en efectivo, sin dejar rastro digital.
No fue hasta que Rachel vio el mensaje de Brian cuando se dio cuenta de que había abandonado la búsqueda.
Sólo entonces bajó la guardia.
Al ser temporada baja para el turismo, los billetes eran fáciles de comprar y había poca gente, por lo que el viaje fue tranquilo.
Su primera parada fue el océano.
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