El requiem de un corazón roto - Capítulo 655
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 655:
🍙🍙🍙🍙 🍙
Llegaron cargadas de suplementos para la salud, y los coloridos frascos y paquetes parecían llenar de energía la habitación. Los ojos de Carol brillaban de lágrimas cuando se acercó a la cama de Rachel. «Cariño, ¿cómo lo llevas?». El rostro de Rachel se iluminó ante la presencia de su abuela. «Verte me da tanta alegría», dijo, tirando de Carol en un cálido abrazo.
Desde que Rachel se despertó, lo primero que preguntó fue por el estado de Carol. Cuando se enteró de que Carol se había desmayado por la emoción desbordada, la preocupación se apoderó de ella al instante. Al ver ahora a Carol en persona, una oleada de alivio y emoción inundó a Rachel.
«¿Cómo estás?» Rachel preguntó suavemente.
Carol soltó una suave risita. «Querida, incluso en una situación así, sigues pensando en mí. No te preocupes, estoy bien».
Su conversación derivó naturalmente hacia la boda. Carol cogió suavemente la mano de Rachel. «Brian se pasó de la raya en la boda. Lo que te hizo fue inaceptable. Puede que sea vieja, pero lo recuerdo todo con claridad. Tu relación con él ha estado llena de altibajos y te ha hecho daño una y otra vez. Si no fuera por tu miedo a decepcionarme y tu bondad al anteponer mis sentimientos, probablemente no habrías seguido adelante con el matrimonio. Fui egoísta al presionarte para que lo hicieras».
Suspiró y acarició la mano de Rachel como si quisiera consolarla. «Ahora que te has recuperado, quiero que pienses en lo que realmente quieres. Si decides quedarte, me aseguraré de que Tracy desaparezca del panorama. Pero si decides alejarte de Brian, estaré a tu lado y apoyaré tu decisión. Más que nada, sólo quiero que seas feliz».
A Rachel se le llenaron los ojos de lágrimas y asintió con firmeza. «Te lo prometo. Me tomaré el tiempo necesario para pensarlo de verdad».
Mientras Carol se preparaba para salir, Brian permaneció de pie fuera. No entró ni se marchó. No fue hasta que la voz urgente de Rachel sonó desde el interior que Brian volvió en sí. «¡Jeffrey!»
Brian se apresuró a entrar y encontró a Rachel fuera de la cama, aferrando la mano de Jeffrey mientras le corría sangre fresca. Su rostro había perdido el color y el pánico era evidente.
«Rachel, déjame cuidar de Jeffrey. Aún estás débil, necesitas descansar».
«¡No! ¡Tengo que ir al médico ahora mismo!»
«Te prometo que me ocuparé de ello. No te preocupes demasiado».
Sus palabras fueron la gota que colmó el vaso, haciendo añicos la contención a la que Rachel se había aferrado. Se lo había guardado todo, pero ahora todo salía como si se rompiera un dique.
«¿No te preocupes?», replicó fríamente, con los ojos enrojecidos por la ira mientras miraba a Brian. «No entiendes nada. La única persona que te importa es Tracy. La vida de mi hermano no significa nada para ti, ¿verdad? Vete ya. No necesito tu falsa simpatía ni tu superficial lástima».
Brian se acercó a ella con voz suplicante. «Rachel, no me refería a eso. Lo estás entendiendo todo mal».
«Oh, lo entiendo perfectamente. Lo mejor que puedes hacer por mí ahora mismo es marcharte».
Rachel se negó a echarse atrás y exigió un médico para Jeffrey. La verdad era que Jeffrey sólo se había hecho un rasguño pelando una manzana. Un poco de desinfectante y un vendaje lo dejarían como nuevo en uno o dos días.
.
.
.