El requiem de un corazón roto - Capítulo 572
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Capítulo 572:
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«Vete», dijo, su voz cortando el aire como el hielo.
Rachel dio un paso adelante, intentando agarrarlo, pero Brian la esquivó con facilidad. Su mirada era inflexible mientras añadía,
«Vete. A menos que quieras verme morir aquí mismo».
Derrotada, Rachel no tuvo más remedio que retirarse. Salió del cuarto de baño con el corazón encogido por la preocupación.
Momentos después, Brian salió, vestido con unos pantalones y una camisa blanca desabrochada, la tela apenas ocultaba las vendas que llevaba debajo.
Sin dudarlo, Rachel entró en acción.
«Voy a llamar al médico», dijo, con voz firme a pesar de la tormenta de emociones que la invadía.
Cuando llegó el médico, se apresuró a curar la herida y se dirigió a Brian con tono severo.
«Escucha. Puedes ser quien eres, pero a mi cuidado, eres un paciente más. Si sigues ignorando los consejos médicos, ni siquiera un milagro te salvará».
Brian permaneció en silencio, pero Tracy, que estaba cerca, no tardó en intervenir.
«No te preocupes, me aseguraré de que no vuelva a esforzarse demasiado», aseguró, con un tono seguro y tranquilizador.
El médico, venerado por su habilidad y experiencia, fue tratado con el máximo respeto. Una vez que se marchó, Brian se volvió hacia Rachel, con la voz baja y agotada.
«Si no hay nada más, deberías irte. Necesito descansar».
A Rachel le temblaba la voz, y sus ojos buscaban en los de él un atisbo de calidez.
«¿De verdad tiene que ser así entre nosotros? No puedo creer que seas tan insensible como pareces. Por favor, te lo ruego; sólo tú puedes ayudar a Jeffrey. Si puedes sacarlo, accederé a lo que me pidas».
Esta era su última oportunidad, la última súplica que podía hacer. Si no le llegaba, se quedaría sin nada.
El silencio de Brian era pesado, su expresión ilegible.
Percibiendo la tensión, Tracy habló en voz baja.
«Rachel, está agotado. Déjale descansar por ahora».
Rachel lo miró por última vez, aferrándose a un destello de esperanza. Pero cuando se encontró con la mirada de Brian -fría, distante e insensible- esa chispa se desvaneció.
¿Era realmente tan inamovible?
La abrumadora sensación de desesperación se apoderó de Rachel. Con el corazón encogido y pasos lentos y pausados, se volvió hacia la puerta. Justo cuando se acercaba al picaporte, la voz de Brian rompió el silencio y la detuvo en seco.
«Espera».
«Para salvar a tu hermano, requiero tres condiciones».
Rachel se dio la vuelta, asintiendo impulsivamente.
«¡Estoy de acuerdo!»
«¿No deberías escucharlos primero?» La expresión de Brian era grave.
«Por favor, dímelo».
dijo Brian,
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