El requiem de un corazón roto - Capítulo 497
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Capítulo 497:
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Sin esperar respuesta, Debby se colocó detrás de Carol, con las manos expertas en sus hombros, tratando de calmarla con calculado cuidado.
Cuando Brian terminó la llamada, su rostro se ensombreció de preocupación. La exigencia de Carol de traer de vuelta a Rachel era un asunto serio. Ella no tenía ni idea de su ruptura, y si se enteraba ahora, las consecuencias podrían ser catastróficas. Su salud ya era frágil, y él no podía permitirse el lujo de arriesgarse a que entrara en una espiral aún mayor.
Antes de dejar la empresa, Brian dio una instrucción clara y directa. «Pase lo que pase, no interrumpas tu trabajo. Y recuerda, no quiero ver ningún rastro de Rachel en internet. Borra toda la información sobre ella de internet, a fondo y por completo».
Esta vez, todo el departamento técnico respondió al unísono, con voz firme e inquebrantable. «Sí, señor.»
Cuando Brian salió, Tracy le vio inmediatamente y se apresuró a seguirle, con voz ligeramente preocupada. «Brian, ¿adónde vas? ¿No tienes cosas que supervisar aquí?»
Brian le devolvió la mirada, con expresión tensa. «Mi abuela se enteró de todo. Quiere verme y tengo que ir ya». Las cejas de Tracy se arquearon con sorpresa. «¿Así que Carol se enteró de lo que pasó con Rachel?».
El tono de Brian era cortante, confirmando lo peor. «Sí».
Los ojos de Tracy parpadearon y preguntó tímidamente: «¿Y cuál es su reacción?».
«Está furiosa, así que tengo que irme ya», explicó Brian.
En su interior, Tracy sintió una tranquila sensación de victoria. No esperaba que las cosas fueran a más tan rápido y todo estaba saliendo a la perfección. El escándalo ya había destrozado la reputación de Rachel y la reacción de Carol no era más que el toque final. Todo encajaba perfectamente en los planes de Tracy.
Tracy se adelantó y su voz adquirió un tono más insistente. «Brian, deberías irte. No hagas esperar a Carol. Yo me ocuparé de las cosas aquí mientras no estás».
Una vez que Brian se hubo marchado, Tracy no perdió tiempo en hacer una llamada. «Olvídate de los trending topics. Hemos terminado aquí».
La voz al otro lado del teléfono vacila y responde con una pregunta. «¿Está usted seguro? ¿No deberíamos seguir?».
La respuesta de Tracy fue firme, casi distante. «No. Ya he conseguido lo que quería. No tiene sentido ir más allá. Se acabó».
Tracy sabía que tenía que parar antes de que las cosas se le fueran de las manos. Lo último que quería era que Brian se enterara de su implicación. Su cuidada imagen era demasiado importante para ponerla en peligro. Era el momento de desenchufar el cable de forma silenciosa y eficaz.
Mientras tanto, la frustración de Brian crecía al marcar de nuevo el número de Rachel, pero no recibía respuesta. Salió de la oficina y se dirigió directamente a su casa. Cuando llegó, fue Jeffrey quien le abrió la puerta.
«¿Dónde está Rachel?» Brian exigió.
Jeffrey, algo desconcertado, ladeó la cabeza. «Rachel se fue de viaje de negocios. ¿No lo sabías?»
Antes de que Brian pudiera responder, Jeffrey volvió a preguntar: «¿Cómo es posible que no supieras su horario? ¿Ocurrió algo entre vosotros?»
Brian puso una mano tranquilizadora sobre la cabeza de Jeffrey. «Es sólo un pequeño desacuerdo entre nosotros. No te preocupes, lo solucionaremos pronto».
Pero Jeffrey no estaba convencido. Agarró con más fuerza el brazo de Brian y su actitud cambió sutilmente. «Brian, escúchame», le dijo, con voz firme y seria y un rostro joven que distaba mucho de ser inocente. «Tienes que prometerme que no le harás daño. No me importa lo que pase entre vosotros. No está sola. Siempre estaré ahí para ella. Y si le haces daño, aunque no sea tan fuerte como tú, me aseguraré de que lo sepas».
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