El requiem de un corazón roto - Capítulo 491
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Capítulo 491:
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«Gracias», dijo Rachel con una sonrisa.
Sabrina asintió, abriendo su cuaderno. «Ni lo menciones. Vamos a repasar todo lo que ha pasado», dijo, acomodándose en su papel con facilidad.
«Por supuesto», contestó Rachel.
La eficacia de Sabrina era evidente; claramente había perfeccionado sus habilidades bajo la tutela de Eric. En poco tiempo, consiguió negociar las condiciones y obtener la libertad bajo fianza de Rachel, demostrando su creciente competencia como abogada.
Sabrina se aseguró de que Rachel llegara a casa sana y salva compartiendo taxi con ella. Mientras viajaban, la tranquilizó: «Rachel, fue un acto defensivo y tenemos un caso sólido. No te preocupes demasiado».
«Confío en su experiencia», respondió Rachel, con la voz teñida de inquietud.
«¿Pero y si acaba en estado vegetativo o nunca despierta?».
«No saquemos las peores conclusiones», aconsejó Sabrina con calma. «Vete a casa, intenta descansar y vendré por la mañana para discutir nuestros próximos pasos».
«De acuerdo», aceptó Rachel, aunque su preocupación persistía.
Una vez en casa, Rachel intentó encontrar consuelo en la rutina. Se duchó y se cambió, intentando calmar los nervios. Sin embargo, no conseguía conciliar el sueño. Se quedó despierta, con la mente en blanco, hasta que el teléfono rompió el silencio. Era Sabrina, con un tono tranquilizador y seguro. «Rachel, tengo buenas noticias. Charlie ha recuperado el conocimiento y su estado no es crítico. Puedes respirar tranquila esta noche».
La afirmación de Sabrina provocó una oleada de alivio en Rachel. «¿Has estado en el hospital todo este tiempo sólo para ponerme al día?», preguntó, con la voz llena de gratitud y preocupación a la vez.
«Sí, quería asegurarme de que recibieras la actualización lo antes posible», respondió Sabrina.
Rachel se sintió conmovida por su dedicación. «Muchas gracias, Sabrina. Tu compromiso significa mucho para mí».
«Es lo menos que puedo hacer», respondió Sabrina con calidez. «Me ayudaste a conseguir esta oportunidad con Eric, y esa experiencia ha sido inestimable. Trata de descansar ahora, Rachel. Te dejaré tranquila».
«En realidad, espera, Sabrina,» Rachel intervino, un pensamiento cruzando su mente. «Necesito preguntarte algo».
«Adelante», le animó Sabrina.
«Para este caso, sólo te quiero a ti como mi abogado. Por favor, mantén este asunto confidencial». El tono de Rachel era firme; no quería a nadie más involucrado.
Sabrina comprendió inmediatamente lo delicado de la situación.
«Entendido. Tu privacidad es mi prioridad. No involucraré a Eric».
«Gracias de nuevo. Y por favor, descansa un poco».
Con la mente por fin en paz y el corazón más ligero, Rachel se sumió en un sueño profundo muy necesario, sus preocupaciones momentáneamente puestas a descansar.
A la mañana siguiente, Rachel se despertó con el teléfono lleno de notificaciones. La pantalla mostraba una serie de llamadas perdidas, algunas de Sabrina y el resto de la directora de Recursos Humanos, Lisbeth Becker.
Justo cuando iba a devolver la llamada, el nombre de Lisbeth volvió a aparecer.
«¡Hola, Lisbeth!» Rachel respondió, su voz todavía teñida de somnolencia.
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