El requiem de un corazón roto - Capítulo 441
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Capítulo 441:
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Al volver, abrazó a Rachel con una emoción desenfrenada. «Rachel, mis padres están de acuerdo. A partir de hoy, eres una hermana para mí».
Rachel parecía realmente sorprendida. «¿Buscaste su aprobación allí mismo?»
«¡Por supuesto!»
La honestidad sin filtros de Natalia era desarmante.
Su sinceridad conmovió profundamente a Rachel. «Lo prometimos, no hay vuelta atrás. Te ayudaré a cuidar de Jeffrey, tratándolo como a mi hermano pequeño».
Rachel tocó juguetonamente la nariz de Natalia. «Estás demasiado emocionada para recordar que Jeffrey y yo somos gemelos. En realidad él es mayor que tú».
Natalia hizo una pausa y luego se alegró: «¡Ah, claro! Así que será mi hermano mayor. Perfecto». Su entusiasmo era contagioso.
«Siempre he deseado tener hermanos. Mis padres eran precavidos y me advertían de que la gente suele tener motivos ocultos. Restringieron mis contactos, lo que no hizo sino intensificar mi deseo de vínculos familiares». Su tono se volvió más serio. «Ya me habían engañado antes, lo que me hizo ser más precavida. Pero tú, Rachel, nunca has intentado aprovecharte de mi estatus ni manipularme en beneficio propio. Por eso confío en mis instintos. Eres realmente una persona maravillosa».
Raquel sintió que el calor se extendía por su corazón, agradecida por esta inesperada conexión. Observando su emotivo momento, Andrés sugirió: «¿Lo celebramos con una comida?».
Natalia hizo un gesto desdeñoso. «No, quiero beber».
Rachel lo comprendió de inmediato. Natalia estaba enmascarando su dolor emocional, utilizando el alcohol como escudo temporal.
«De acuerdo», aceptó en voz baja.
A Natalia se le iluminó la cara. «¡Rachel, eres la mejor!»
En el bar más animado, tras varias rondas de copas, las inhibiciones de Natalia se disolvieron.
La intoxicación permitió que afloraran sus emociones reprimidas.
Se agarró el pecho y dejó escapar un suspiro tembloroso, con una expresión de dolor evidente. «Rachel… me duele. Siento que me están retorciendo el corazón con un cuchillo». Las lágrimas se acumularon en mientras su voz se quebraba. «¿Por qué Brian sólo tiene ojos para Tracy? ¿Por qué nunca me mira?»
Bebió otro sorbo, pero no sirvió de nada para mitigar el dolor. «Una cosa es que no le caiga bien -continuó, con voz temblorosa-, pero ni siquiera confía en mí. A sus ojos, ¿soy una mocosa malcriada que hace berrinches? ¿Alguien capaz de hacer daño a los demás? ¿Realmente soy tan horrible para él?».
Sus manos se cerraron en puños mientras nuevas lágrimas se derramaban.
«¿Cómo es posible que no lo viera?», susurró, con la voz quebrada. «Sólo le estaba poniendo a prueba. Nunca quise hacerle daño a Tracy. Nunca iría tan lejos. Pero él… no me creyó».
Un sollozo amargo escapó de sus labios. «Por Tracy, prefirió hacerse daño a dar un paso atrás. Por ella, estaba dispuesto a dejarme de lado sin dudarlo». Se mordió el labio, todo su cuerpo temblaba. «¿De verdad soy tan insignificante para él?».
Natalia estaba completamente borracha, sus emociones eran un nervio en carne viva. Lloró, un torrente de sollozos desconsolados.
Rachel extendió la mano, como un suave consuelo, para secar las lágrimas que corrían por el rostro de Natalia. Una y otra vez, sus tiernos movimientos se repetían, un ritmo silencioso de consuelo.
Sin embargo, en ese momento, a Rachel le dolía el corazón con una pena silenciosa y reflejante. Supo, con una punzada aguda, que era tan insignificante en el corazón de Brian como Natalia se sentía en el suyo. A pesar de los años que había pasado a su lado, a pesar de su amor inquebrantable y desinteresado, no era más que una nota a pie de página.
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