El requiem de un corazón roto - Capítulo 422
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 422:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Pero, a pesar de sus palabras, su expresión denotaba un claro arrepentimiento.
Brian la observó. «¿Te gusta tanto?».
«Es una pieza de edición limitada de un diseñador famoso. Salió a la venta en el extranjero la semana pasada y solo han traído uno de cada talla».
Tracy mantuvo el tono de voz, pero su intención era clara: quería ese vestido.
«Pues pruébatelo».
Sus palabras pillaron a todos por sorpresa.
«Brian, Rachel ya se lo está probando», protestó Natalia antes de que nadie pudiera decir nada.
«Sí, no es justo», intervino Tracy. «Sé que quieres lo mejor para mí, pero no quiero quitarle a Rachel algo que le gusta tanto». ¡Qué hipócrita!
Pero Brian no bromeaba. Su expresión seguía firme. «Aún no lo hemos comprado, ¿verdad? Pruébatelo primero». Luego, volvió la mirada hacia Rachel, sin revelar nada.
«¿Qué me dices, Rachel Marsh?».
«Me pregunto… ¿qué derecho tienes a exigirme nada?». Rachel lo miró fijamente a los ojos.
¿Como jefe? ¿O como exnovio?
La expresión de Brian permaneció impasible, pero su voz denotaba un claro enfriamiento.
—Soy tu jefe. Eso debería bastar como respuesta.
Claro.
¿Cómo podía una simple gerente como ella desafiar al presidente de la empresa? Sin siquiera mirar en dirección a Brian, Rachel se dirigió directamente al probador.
Cuando volvió a salir, le entregó la ropa directamente a Tracy. —Que lo pases muy bien con tu secretaria, querido presidente. Su tono era ligero, pero con un deje de sarcasmo.
—Natalia, vámonos.
Rachel no esperó respuesta y se dirigió hacia la salida.
Natalia dudó, dividida entre quedarse más tiempo con Brian y apoyar a su amiga.
Tras una breve lucha interna, la lealtad pudo más.
—Brian, me caes muy bien, pero estás siendo demasiado cruel con Rachel. —Dicho esto, se dio la vuelta y se apresuró a seguir a Rachel.
Debido a lo sucedido con el vestido, Natalia no podía quitarse de la cabeza la inquietud que le provocaba la fiesta de esa noche.
Se tumbó en el sofá, con aspecto totalmente derrotado.
Intuyendo su estado de ánimo, Rachel tomó la iniciativa. —Vamos a la fiesta.
—Creía que no ibas a ir. Natalia ladeó la cabeza, sorprendida.
—Yo no —admitió Rachel, y luego la miró a los ojos—. Pero tú quieres ir, ¿verdad?
Natalia dudó un momento antes de asentir.
Rachel le tendió la mano. —Entonces vamos.
—¿De verdad vienes conmigo? —preguntó Natalia, con los ojos iluminados.
Rachel se lo aseguró: —Estaré allí contigo.
Natalia era fácil de leer. Sus emociones siempre se reflejaban en su rostro.
Rachel sabía que si se negaba, Natalia probablemente también se echaría atrás.
Llegaron puntuales, a las siete en punto.
La fiesta se celebraba en una villa al aire libre, iluminada con cálidas luces. El aire vibraba con el murmullo de las conversaciones, y el tintineo de las copas se mezclaba con el zumbido de la música.
En cuanto entraron, Natalia empezó a mirar a su alrededor, buscando a Brian entre la multitud.
.
.
.