El requiem de un corazón roto - Capítulo 399
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 399:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
No se podía negar: Tracy era impresionante.
Y lo que es más importante, era exactamente el tipo de mujer que Brian siempre había imaginado a su lado. Era elegante, serena y desprendía una elegancia natural. ¿Quién no se sentiría cautivado por su encanto? Los murmullos se extendieron entre la multitud. «Tracy Haynes es impresionante. No me extraña que Brian White se sintiera atraído por ella».
«He oído que le gusta desde la universidad. Fueron el primer amor del otro, qué pareja tan perfecta».
«Pero, por alguna razón, acabaron separándose. Ahora que se han reencontrado, es como si estuvieran destinados a estar juntos».
Los ojos de Tracy brillaban de alegría y una sonrisa triunfante se dibujó en sus labios. Parecía resplandecer, disfrutando de su propia victoria.
Aún con esa sonrisa de satisfacción, Tracy se acercó a Rachel con la elegancia de un cisne. «¡Rachel, qué sorpresa! ¡No pensaba que estarías aquí!».
—¿Ah, sí? ¿Tú sí tienes derecho a estar aquí y yo no?
—No, Rachel, me has entendido mal. No es eso. Es solo que… bueno, sé que no te gustan este tipo de reuniones sociales, así que supuse que no vendrías.
Tracy se hizo la víctima inocente, con los ojos llenos de lágrimas mientras se apresuraba a explicarse.
—Simplemente me apetecía venir hoy.
Tracy hizo una pausa antes de inclinarse y bajar la voz para que solo Rachel pudiera oírla.
—Rachel, ¿quieres adivinar? ¿Crees que Brian ha venido conmigo?
—No me interesa —respondió Rachel con tono seco, tan frío como el hielo.
Para Rachel, las intenciones de Tracy eran dolorosamente claras.
Tracy no era de las que se rendían fácilmente. Esbozó una suave sonrisa. —¿De verdad no te interesa o es que te da miedo adivinarlo? ¿Te da miedo afrontar la verdad?
—¿Acaso importa?
—Claro que importa. Si tuviera que adivinar, diría que ahora mismo me odias. ¡Quizá incluso deseas que me atropelle un coche en cuanto salga de aquí!
—¿Ah, sí? Más bien parece que eso es lo que tú has estado esperando. Deseando mi caída cada día.
Tracy había querido provocar a Rachel, pero esta le había dado la vuelta a la tortilla.
—No te hagas la importante. Cuando aparezca Brian, yo seré el centro de atención y tú… tú no serás más que una sombra olvidada.
—Por mí, perfecto. No me importa lo más mínimo.
No le interesaba entretener a gente que por fuera era todo sonrisas, pero por dentro estaba llena de arrogancia.
—Eres tan terca. Pero en el fondo sabes que estás celosa. Después de todos estos años, Brian nunca te ha reconocido en público. Apuesto a que eso te corroe por dentro.
Tracy siempre sabía exactamente dónde clavar el puñal.
Hubo un tiempo en que esa había sido la herida más profunda de Rachel. ¿Pero ahora?
Ni siquiera quería a Brian, y mucho menos algunos gestos sin sentido.
«¿Y qué?», se burló Rachel.
.
.
.