El requiem de un corazón roto - Capítulo 367
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 367:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
La vida tenía una forma de ofrecerlo todo, excepto la posibilidad de volver atrás en el tiempo y borrar los remordimientos.
—Brian, gracias. Aprecio tus palabras, de verdad. Pero he dejado de lado la idea de casarme contigo. —La voz de Rachel era débil, pero su determinación era firme.
La voz de Brian temblaba, llena de agitación.
«Estoy agotada. Solo quiero dormir».
«Entonces vuelve a dormir».
Rachel cerró los ojos, pero sus pensamientos no se calmaban. Su corazón era un caos.
Sabía mejor que nadie que Brian nunca podría olvidar a Tracy. Entonces, ¿por qué le pedía que se casara con él? Quizás no era más que lástima, ¿verdad?
No necesitaba su compasión, ni quería un amor basado en un consuelo vacío.
A medida que avanzaba la noche, Brian se había quedado dormido junto a su cama, pero Rachel seguía despierta.
No era que no quisiera dormir, es que no podía.
El dolor era demasiado intenso. Le dolía todo el cuerpo, incluso respirar le resultaba doloroso. No le dejaba descansar.
Cuando volvió a abrir los ojos, vio a Brian descansando la cabeza sobre el brazo. La suave luz de la luna resaltaba sus rasgos afilados, haciéndolo parecer sorprendentemente gentil.
En ese momento, se veía desgarradoramente encantador.
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que se había permitido contemplar su rostro tan de cerca.
Incapaz de resistirse, le acarició suavemente la cara con los dedos y susurró: «Si yo muriera, ¿lo lamentarías siquiera? ¿O te casarías pronto con Tracy, tendrías hijos y poco a poco me dejarías desvanecer en un recuerdo lejano?».
Solo pensarlo le provocó un dolor sordo en el corazón. Pero sabía que no había camino de vuelta al pasado. Quizá estaban destinados a cruzarse, pero nunca a recorrer el mismo camino para siempre.
Poco después, en plena noche, Darren entró en la habitación. Al ver que Rachel seguía despierta, sintió una punzada de preocupación y compasión. —¿Te duele y no puedes dormir? —le preguntó con delicadeza.
—Solo un poco —admitió ella.
Como él era su médico, no tenía sentido fingir lo contrario. Darren dirigió la mirada hacia Brian, que seguía dormido. —Ha venido a verme hoy —dijo—. Quería saber cómo estabas. Y, sin embargo, ahí estaba, durmiendo plácidamente.
La verdad era evidente. Darren había cumplido su promesa: no le había dicho nada a Brian.
Rachel miró a Darren con gratitud. —Gracias.
Darren dudó. —¿De verdad no se lo vas a decir?
No pudo evitar sentir una profunda lástima al mirar a la frágil mujer que tenía delante.
Rachel bajó los ojos hacia Brian, observando el ritmo constante de su respiración. —La boda ya se ha cancelado. No tengo derecho a seguir siendo una carga para él. Y… he oído que solo va a empeorar con el tiempo. Puede que ni siquiera sea capaz de cuidar de mí misma. No quiero que él me vea así. Al menos, quiero dejarle un recuerdo cálido, no desgarrador».
Respiró hondo antes de volver a mirar a Darren. «Dr. Thompson, ¿puedo pedirle un favor?».
.
.
.