El requiem de un corazón roto - Capítulo 364
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Capítulo 364:
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Parecía que las personas que Rachel menos quería ver tenían un don para aparecer en los peores momentos.
Rachel intentó ignorarla, esperando que Debby captara la indirecta y se marchara por su cuenta.
Sin embargo, Debby irrumpió en la habitación con fuerza. «¡Deja de esconderte, sé que estás ahí!».
La luz se encendió de golpe, lo que hizo que Rachel se protegiera los ojos del brillo repentino.
Al ver a Rachel tumbada en silencio en la cama, la frustración de Debby aumentó. Se acercó a ella y le arrancó la manta. «¡No engañas a nadie! ¿Crees que no veo tus trucos? Te lo advierto, no pongas a prueba mi paciencia. No eres intocable, ni siquiera con Carol de tu lado».
Su voz se elevaba con cada palabra.
Rachel luchaba bajo el firme agarre de Debby, con dificultad para respirar.
Una ola de dolor la recorrió, minando sus fuerzas y dejándola incapaz de resistirse.
Para Debby, esto parecía solo otra actuación.
«¿Sigues haciéndote la víctima, eh?».
Rachel levantó la vista, con los ojos llenos de lágrimas, en un vano intento por despertar algo de compasión.
Sin embargo, Debby no se inmutó. Su agarre se intensificó. En su ira, volvió a agarrar la manta, esta vez con demasiada fuerza.
Rachel, sin fuerzas, fue arrastrada sin querer fuera de la cama y cayó al suelo con la manta. Quedó tendida en el frío suelo, con el cuerpo inerte.
La mitad de su cuerpo estaba sobre la manta y la otra mitad sobre el suelo duro. Respiraba débilmente, con el rostro pálido.
Ante esto, la ira de Debby dio paso a un destello de preocupación. —Vamos, Rachel, ya puedes dejar de fingir.
Rachel no tenía fuerzas; no podía articular palabra.
Una oleada de pánico recorrió a Debby. Empujó a Rachel con el pie. «No te hagas la muerta. No me engañas tan fácilmente».
Cuando Rachel siguió sin responder, Debby la pateó de nuevo, esta vez con más fuerza.
En ese momento, la puerta se abrió de golpe y Brian entró con un recipiente de comida.
«Mamá, ¿qué estás haciendo?», exclamó Brian mientras corría hacia Rachel.
Sorprendida por su repentina aparición, Debby se estremeció. Su voz temblaba de miedo mientras balbuceaba: «Brian, esto no es lo que parece. Yo… yo no he hecho nada. Es una trampa».
Brian levantó inmediatamente a Rachel en brazos, al notar que temblaba violentamente. Su rostro estaba pálido como el de un fantasma, desprovisto de color. La llamó suavemente: «Rachel…».
Rachel no respondió. Su cuerpo temblaba, tenía la mandíbula apretada por el dolor y su estado parecía grave.
Brian la abrazó con fuerza, pensando que quizá estaba helada. Sin embargo, el verdadero problema era mucho más grave. Estaba luchando contra un dolor intenso. La agonía era insoportable.
El tiempo pareció detenerse hasta que Rachel finalmente logró articular: «Duele». En ese momento, Brian se dio cuenta de la gravedad de la situación y pidió ayuda médica a gritos.
Una joven enfermera entró corriendo. Al ver el estado de Rachel, dijo rápidamente: «Voy a buscar al doctor Thompson».
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