El requiem de un corazón roto - Capítulo 338
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Capítulo 338:
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El rostro de Tracy ardía de humillación. Volviendo su furia hacia Natalia, gruñó: «¿Estás loca? ¿Por qué demonios estás aplaudiendo? ¡Te haré arrepentirte de haberte cruzado en mi camino!».
Natalia sonrió con aire burlón. —Atrévete a ponerme la mano encima. Si no, cállate.
Tracy estaba tan furiosa que apenas podía articular una frase. Señaló a Natalia con un dedo tembloroso, con la voz aguda por la frustración. —¡Te has pasado de la raya! Rachel Marsh, ¿de verdad te juntas con gente como esta?
Natalia la miró con aire burlón. —¿Ah, sí? ¿Y tú qué clase de persona eres? Te das demasiada importancia.
Tracy, al darse cuenta de que no podía ganar la discusión, recurrió a su último recurso desesperado. —¡Estoy segura de que Brian me defenderá!
—Vaya. ¿Así que tu gran plan es ir a llorarle a Brian para que te ayude? Qué patética —se burló Natalia, soltando una risa burlona.
Ese único comentario fue demasiado para Tracy. «¡Pequeña malcriada! ¿Qué acabas de decir? ¿Cómo te atreves a insultarme?». Casi ciega por la furia, perdió por completo la compostura y se abalanzó hacia delante.
Rachel y Natalia se quedaron sorprendidas. Solo cuando sintió el dolor del golpe en la cara, Natalia se dio cuenta de lo que había pasado. Se agarró la mejilla y miró a Tracy, con cara de shock.
Abandonando toda pretensión de cortesía, su tono se volvió frío y preguntó: «¿Quién te crees que eres? ¿Cómo te atreves a abofetearme?». Su vida había sido de privilegios y protección. No solo nunca la habían abofeteado, sino que rara vez la habían regañado con dureza. Sin embargo, ese día se encontró recibiendo un golpe de Tracy.
Sintiendo que no responder era indigno de su dignidad, creyó que debía actuar para preservar su reputación como heredera de la familia Carpenter. «¿Y qué?», replicó Tracy, sin que la gravedad de sus actos disminuyera su arrogancia.
Una sonrisa siniestra torció los labios de Natalia, borrando cualquier rastro de su anterior dulzura. Se arremangó y se acercó. Entonces, con un movimiento rápido, respondió con una sonora bofetada. El impacto resonó con fuerza.
La sorpresa se reflejó en el rostro de Tracy mientras se tomaba un momento para asimilar el dolor. Su furia se intensificó de forma incontrolable, pero fue Rachel quien soportó el peso de su ira.
—Rachel Marsh, ¿estás loca? ¿Quién es esta? ¿A quién has traído aquí? —exigió Tracy furiosa.
Rachel abrió los labios, dispuesta a responder, pero Tracy la interrumpió con un golpe de pie. —¿Es una nueva becaria? ¿Has montado todo esto para descargar tu frustración conmigo?».
Una mirada de lástima cruzó el rostro de Rachel. ¿Cómo podía Brian tolerar semejante estupidez? Pero ahora daba igual que Rachel lo reconociera o no. Con los brazos cruzados, se apoyó casualmente contra la pared. «Pues sí, lo hice. ¿No acabas de amenazar con llamar a refuerzos? ¿Ya has cambiado de opinión?».
Natalia estiró los dedos, burlona: «¿Ah, sí? Entonces date prisa, o te daré una paliza».
Tracy replicó: «Adelante, inténtalo. ¿Crees que voy a dejar que me pegues otra vez?». Con una sonrisa engañosa, Natalia apretó el puño una vez más y golpeó a Tracy directamente en la nariz.
Tracy rompió a llorar en ese mismo instante.
Sus sollozos resonaron con fuerza, llamando inmediatamente la atención de todos los que estaban en la oficina.
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