El requiem de un corazón roto - Capítulo 285
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Capítulo 285:
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Después de que Samira se marchara, Rachel abrió el chat con Brian y escribió un mensaje sencillo.
«No tienes por qué hacer eso».
Brian respondió de inmediato.
«Es lo que te debo. Debería haberte defendido desde el principio».
La respuesta de Rachel fue tranquila, pero firme.
«Pero perdiste esa oportunidad, así que ya no importa».
El siguiente mensaje de Brian apareció sin demora.
«Sé que es tarde y que no lo aceptarás, pero aún así quiero compensarte».
Rachel leyó sus palabras con los dedos suspendidos sobre el teclado, pero decidió no responder.
Cuando la jornada laboral llegaba a su fin y Rachel recogía sus cosas para marcharse, su teléfono sonó con una llamada de un número desconocido.
«Hola, Sra. Marsh, soy Sabrina Blakely. Espero que me recuerde».
El nombre le sonó al instante. Sabrina Blakely, la joven que había defendido a Jeffrey durante su entrevista. Por supuesto que Rachel la recordaba.
«Sí, te recuerdo», respondió Rachel, con voz curiosa pero serena. «¿En qué puedo ayudarte?».
Yendo directa al grano, Sabrina respondió:
«En relación con el caso de Juliet Mendez, White Group me ha designado como su asesora legal para llevar el caso. Ahora mismo estoy abajo, en su oficina. ¿Puedo subir a hablar con usted?».
Rachel miró el reloj y consideró la petición.
«Deme un momento, ahora bajo a verla», dijo antes de colgar.
«De acuerdo», respondió Sabrina con tono profesional.
Unos minutos más tarde, Rachel se reunió con Sabrina en la planta baja. Sabrina le entregó inmediatamente una tarjeta de visita, con expresión serena.
«Sra. Marsh, aquí tiene mi tarjeta».
Rachel la cogió con un breve vistazo y se detuvo un segundo, con una sonrisa en los labios.
«Parece que has conseguido entrar en el bufete de Eric».
Sabrina asintió con los ojos brillantes de gratitud.
—Sí, gracias a su apoyo, he podido conseguir una oportunidad tan estupenda.
Rachel rechazó el cumplido con una sonrisa modesta.
—No he hecho nada. Tu éxito es solo tuyo. Te lo has ganado.
Al cabo de un momento, la expresión de Sabrina se volvió más seria.
—Tenemos que ir a la comisaría a prestar declaración. Es importante que quede todo constancia.
Rachel asintió con aire pensativo.
—Por supuesto. Vamos.
El trayecto hasta la comisaría fue silencioso, pero decidido. Al entrar en el edificio, Rachel aminoró el paso.
Allí, en el vestíbulo, estaba Brian.
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