El requiem de un corazón roto - Capítulo 283
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Capítulo 283:
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Tras recuperar la compostura, una empleada más joven comentó: «Es tan impresionante, incluso cuando está enfadado».
A pesar de la dura experiencia, su resistencia juvenil le permitió recuperarse rápidamente.
«Controla tus pensamientos. No es prudente soñar con imposibles. Él no está disponible».
«¿Con quién está? ¿Te refieres a Tracy?», preguntó la joven con tono ingenuo.
Sus expresiones delataron la respuesta.
Interrumpiendo sus propios pensamientos, la joven añadió: «A mí me parece que él y Tracy son solo compañeros de trabajo. Su conexión parece más fuerte con Rachel Marsh…».
«¿Alguna vez has notado la preocupación del Sr. White por Rachel? Cuando se enteró de las intenciones de Holden hacia ella, su reacción fue furiosa», comentó la joven, con un tono de voz que denotaba una perspicacia inesperada.
El ascensor zumbaba silenciosamente mientras sus palabras flotaban en el aire.
Sus compañeros, inmersos en el bullicio habitual de la oficina, no estaban dispuestos a participar en tales especulaciones.
Con una sonrisa pícara, uno de ellos se acercó y le dio un ligero golpecito en la frente.
«Podemos entretenernos con esta conversación ahora, pero no empieces a difundir rumores cuando volvamos a la oficina».
Avergonzada, la joven sacó la lengua en señal de desafío, con las mejillas sonrojadas por la vergüenza.
«¡Está bien, no se lo diré a nadie!», respondió riendo para aliviar la tensión.
Al día siguiente, Rachel estaba de vuelta en su escritorio, inmersa en su trabajo, cuando unos suaves golpes interrumpieron su concentración.
Samira entró en la oficina, con paso silencioso pero decidido.
Suponiendo que se trataba de otra entrega rutinaria de documentos, Rachel no levantó la vista.
—Deja los documentos en el escritorio —le indicó, sin apartar la mirada de la pantalla.
—En realidad, Rachel, este necesita tu firma —respondió Samira, mostrándole el expediente.
—De acuerdo, déjame verlo.
Rachel tomó el documento y lo revisó cuidadosamente antes de firmarlo.
Samira solía ser rápida y eficiente, y desaparecía tan pronto como terminaba sus tareas. Pero esta vez se quedó de pie en la oficina, con actitud vacilante.
Rachel levantó la vista, percibiendo el cambio en el comportamiento de su asistente.
—¿Hay algo más? —preguntó.
Samira se detuvo, con expresión incierta, antes de hablar finalmente.
—¿Has oído lo que está pasando últimamente en la empresa?
—¿A qué te refieres? —preguntó Rachel, frunciendo el ceño.
Estaba tan absorta en su trabajo que el mundo fuera de su oficina parecía difuminarse.
Su salud se estaba deteriorando, pero estaba decidida a sacar adelante varios proyectos de alta prioridad, todos ellos relacionados con clientes antiguos y fiables.
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