El requiem de un corazón roto - Capítulo 1179
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1179:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Mojó un bastoncillo de algodón en agua y lo pasó suavemente por sus labios, con cada movimiento lleno de cuidado.
Leif volvió a entrar en la habitación. —Señora Burke, he conseguido una cuidadora, alguien que se encargue de los vendajes, la limpieza…
Yvonne ni siquiera le miró. Su respuesta fue definitiva. «Lo haré yo misma».
Leif soltó un suspiro lento y exasperado. No había nada más que decir.
Yvonne se había entregado por completo al cuidado de Norton, negándose a confiar ni la más mínima tarea a nadie más. Solo verla le provocaba a Leif un dolor silencioso en el pecho, lleno de compasión.
«El señor Burke no querría verte agotada», murmuró.
Yvonne solo esbozó una leve sonrisa. Tenía la mirada fija en algo lejano. Volvió a mirar a Norton, que seguía inconsciente, y respondió con un suave reproche: «Entonces será mejor que se despierte pronto».
Sin decir nada más, reanudó su silenciosa vigilia, mojando un bastoncillo de algodón en agua con delicada precisión y pasándolo por los labios agrietados como si fuera una plegaria.
Todos los días le limpiaba la piel febril, le cambiaba las vendas y lo vigilaba constante e inquebrantablemente. Hora tras hora permanecía a su lado, aferrándose a la esperanza con silenciosa desesperación.
Pero el precio fue rápido y despiadado: sus fuerzas comenzaron a flaquear bajo el peso del agotamiento.
Una tarde tranquila, se sentó junto a la cama de Norton, con la cabeza apoyada en una mano y la otra envuelta suavemente alrededor de la de él. Su mirada se posó en su hermoso rostro, el mismo rostro que una vez conoció lleno de picardía y vida.
El sueño la invadió. Llevaba días sin descansar adecuadamente y, en la quietud de la habitación, sus párpados comenzaron a cerrarse.
Entonces, un movimiento. Un leve estremecimiento bajo sus dedos.
Abrió los ojos sobresaltada.
Historias completas solo en ɴσνєℓα𝓼4ƒ𝒶𝓷.𝓬𝓸𝓂 antes que nadie
Norton parpadeó y, lentamente, abrió los ojos. Su visión borrosa se enfocó en el rostro pálido de ella, y una expresión de dolor se dibujó en su rostro. —Pareces tan cansada.
En cuanto oyó su voz, perdió la compostura. Las lágrimas brotaron de sus ojos, incontrolables e imparables. —¡Por fin has despertado!
Él la miró, con el corazón encogido. Su voz se redujo a un suave susurro. —Me duelen las heridas.
La alarma se reflejó en el rostro de ella. —¿Dónde? Déjame ver. ¿Llamo al médico?
Norton se rió entre dientes. Le rozó ligeramente la palma de la mano con los dedos en un gesto juguetón. —Si te quedas aquí conmigo, ya no te dolerá.
Al darse cuenta de que estaba bromeando, ella soltó una risita entre lágrimas, abrumada por una confusa mezcla de alivio y dulzura.
Se sonrieron el uno al otro, sus miradas se cruzaron en un momento suspendido en una luz dorada, de esas que hacen que el resto del mundo desaparezca.
Entonces, como si lo sacudiera un recuerdo, Norton se movió. —Pásame el teléfono —dijo—. Tengo que ver si hay algo urgente que se me haya pasado.
Yvonne le lanzó una mirada entre reprobatoria y cariñosa, pero se lo entregó de todos modos. —¿Ni siquiera ahora puedes dejar de trabajar?
Desbloqueó el teléfono y vio que tenía un mensaje de Shelly. Curioso, lo abrió. Decía: «¿Podemos vernos una vez más?». Sus dedos se movieron sin vacilar. Escribió: «No».
Luego borró la conversación y bloqueó su número.
.
.
.