El requiem de un corazón roto - Capítulo 1177
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1177:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Yvonne se movió ligeramente, parpadeando mientras su voz se desvanecía, ronca y débil. «¿Estoy soñando… o despierta?».
Norton le agarró la mano helada. «Ya estás a salvo. Estoy aquí».
Cuando su calor la alcanzó, una tenue luz se encendió en sus ojos.
Intentó incorporarse, con el codo temblando bajo su peso, pero las fuerzas le fallaron.
Norton se inclinó, con los brazos listos para levantarla.
Entonces se quedó paralizado: algo no iba bien.
El hielo bajo sus pies daba señales de agrietarse.
En un instante, empujó a Yvonne fuera de peligro justo cuando el suelo se derrumbó.
El hielo se partió con un chasquido seco y Norton cayó al abismo.
Una oleada de vértigo lo golpeó mientras caía en picado, estrellándose con fuerza contra el suelo helado del abismo.
El dolor lo invadió al impactar: las heridas se le abrieron en todo el cuerpo y la sangre se filtró en la nieve, manchando el hielo de rojo.
—¡Norton! —gritó Yvonne, con la voz ronca por el pánico.
A pesar de sus heridas, se arrastró por la nieve, avanzando lentamente hacia el borde de la grieta. Norton miró hacia arriba, con la voz tensa. —Quédate atrás. Es demasiado peligroso.
Las lágrimas corrían libremente por las mejillas de Yvonne mientras negaba con la cabeza en señal de desafío. Extendió la mano, apoyándola contra el borde helado, desesperada por alcanzarlo.
«No te atrevas a soltarme…», sollozó, con la voz entrecortada.
Su mirada se clavó en la de ella, con ternura en los ojos. «Te lo prometo». La sangre brotaba de su rostro, pero una leve sonrisa se dibujó en sus labios.
Todos los músculos le dolían, pero se aferró a la conciencia, negándose a soltarse.
Capítulos actualizados en ɴσνєℓα𝓼4ƒ𝒶𝓷.c○𝓂 para fans reales
Yvonne giró la cabeza rápidamente y vio al equipo de rescate en la distancia. Gritó con todas sus fuerzas: «¡Socorro! ¡Está aquí abajo! ¡Norton está en la grieta!».
Se volvió hacia Norton, con la angustia oprimiéndole cada respiración. Entonces, con pura fuerza de voluntad, se obligó a ponerse de pie.
Tambaleándose por la nieve, llegó hasta el equipo. «¡Por favor, rápido! ¡Está ahí abajo! ¡Está muy herido!».
Los rescatadores reaccionaron al instante. Con las herramientas en la mano, se precipitaron hacia el borde. Al ver la silueta de Norton abajo, se pusieron en acción, colocando cuerdas y coordinando una rápida extracción.
Con cuidado, lo subieron y aseguraron su cuerpo ensangrentado en una camilla. A Yvonne también la levantaron con delicadeza y la acostaron. Aunque estaba inconsciente, Norton nunca soltó su mano.
Mientras el equipo descendía de la montaña con ambos, con la ventisca aún arremolinándose a su alrededor, las lágrimas brotaron de los ojos de Yvonne.
Yvonne miró a Norton, que yacía inconsciente a su lado, con el rostro pálido contra el suelo cubierto de nieve. Su corazón se llenó de emoción, entremezclada con miedo y un amor que apenas empezaba a comprender.
El ulular de la ambulancia atravesó el aire inmóvil, haciéndose más fuerte con cada latido.
Entonces, contra todo pronóstico, Norton abrió los ojos. La miró a través de una neblina de dolor, con la voz quebrada y frágil. —Yvonne… mis celos y mi ira… todo era porque me importabas. Ahora lo veo claro. Me he enamorado de ti, en la tranquilidad de nuestra vida cotidiana. Te quiero, Yvonne…
.
.
.