El requiem de un corazón roto - Capítulo 1142
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1142:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Yacía en la cama mirando al techo, despierta y tensa. Era imposible dormir. Después de dar vueltas durante una hora, cogió el teléfono y bloqueó el número de Heidi.
Eso debería haber sido el final. Pero no lo fue.
A la noche siguiente, exactamente a medianoche, sonó su teléfono con un número diferente. Luego, otro más a la noche siguiente. Siempre a medianoche. Siempre Heidi.
Shelly estaba desmoronándose. Pensó en apagar el teléfono antes de acostarse, pero ¿y si su representante necesitaba localizarla?
Al final, cada noche, antes de acostarse, le daba el teléfono a su asistente y, por fin, conseguía descansar un poco, aunque fuera a duras penas.
En el trabajo, intentaba restarle importancia mientras se desahogaba con su jefe.
«Sinceramente, Lucy, no sé qué haría sin ti», dijo Shelly con una sonrisa cansada.
«No es nada», respondió Lucy con naturalidad, imperturbable como siempre.
«Ah, por cierto», añadió, entregándole una pequeña caja. «¿Has pedido algo por Internet? Ha llegado un paquete para ti. He firmado por él».
Shelly frunció el ceño y negó con la cabeza. «No, no he pedido nada».
Echó un vistazo a la etiqueta. «Para mi querida Shelly», leyó en voz alta, frunciendo el ceño. «Probablemente sea de algún fan demasiado entusiasta».
Sin darle mucha importancia, abrió la caja con indiferencia y sacó un trozo de papel doblado.
Pero en cuanto lo desdobló, gritó y lo dejó caer como si le hubiera quemado.
Lucy se apresuró a acercarse. La carta yacía boca arriba en el suelo, salpicada de lo que parecía sangre fresca.
Y en letras rojas y manchadas se leía: «Shelly, ni siquiera en la muerte te dejaré marchar…».
Lucy lo recogió con cuidado, tratando de calmarla. «Probablemente sea una broma. Quizás algún fanático loco».
Solo disponible en ɴσνєℓα𝓼4ƒα𝓷.c○𝓂 para fans reales
La expresión de Shelly se había vuelto fría. Bajó la voz. «No. Sé exactamente quién lo ha enviado».
Soltó una risa amarga. «Otro de los patéticos juegos de Heidi».
Pero esta vez, Shelly no estaba asustada.
Las llamadas a altas horas de la noche, las cartas sangrientas… nada había funcionado. Así que Heidi cambió de táctica. Empezó a hacerse pasar por una fan obsesionada de Shelly: la observaba desde las sombras, seguía su agenda, vigilaba todos sus movimientos.
Entonces, un día, encontró una oportunidad.
Shelly acababa de terminar una agotadora sesión de fotos. Salió furiosa del estudio, sola, de mal humor. El fotógrafo, aunque famoso, era conocido por ser muy difícil de tratar.
«Está completamente loco», murmuró, todavía furiosa por las interminables exigencias del fotógrafo. Para empeorar las cosas, Lucy se había tomado el día libre, dejándola sin refuerzos.
Cuando se acercaba al aparcamiento casi vacío, oyó una voz detrás de ella.
«¿Qué pasa?».
Shelly se quedó paralizada. No había visto ni oído a nadie detrás de ella.
Lentamente, se giró y vio a alguien de pie entre las sombras, con una máscara horrible.
.
.
.