El requiem de un corazón roto - Capítulo 1038
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1038:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
Ethan la miró con admiración.
Cuando ella se dio cuenta de que la estaba mirando, Yvonne se volvió hacia él con curiosidad.
Él carraspeó y respondió: «Vamos».
«¿Qué tal una carrera para ver quién llega primero a la cima?», sugirió ella con una sonrisa que irradiaba emoción.
Él le devolvió la sonrisa y asintió con la cabeza.
Aunque ambos habían probado la escalada en roca anteriormente, aún eran novatos y había pasado bastante tiempo desde la última vez que lo habían practicado. Un poco fuera de forma, les costaba avanzar. Al ver su lento ascenso, Yvonne no pudo evitar pensar que parecía una auténtica competición entre aficionados.
Pero a mitad de camino, Ethan pareció encontrar su ritmo y aceleró el paso.
Yvonne igualó su velocidad y luego se adelantó.
Poco a poco, él empezó a cansarse. Justo antes de llegar a la cima, se quedó atrás y cruzó la línea de meta unos instantes después que ella.
Cuando terminó la carrera, Yvonne estaba encantada. «¡Lo conseguí! ¡He ganado!», exclamó con el rostro radiante de alegría.
Ethan la miró, sonriendo. «Sí, lo has conseguido». No podía apartar los ojos de su sonrisa. Si hacerla tan feliz significaba dejarla ganar siempre, estaría encantado de hacerlo.
Yvonne se fijó en su sonrisa y le preguntó con curiosidad: «¿Por qué estás tan contento si has quedado segundo?».
Ethan se sorprendió por un momento, pero luego se echó a reír. «Claro que me emociono cuando gano, pero me siento igual de bien cuando ganas tú».
Capítulos recién salidos en ɴσνє𝓁α𝓼4ƒ𝒶𝓷.ç0𝓂 en cada capítulo
Al oír esto, Yvonne sonrió y le hizo un gesto de aprobación con el pulgar. «¡Eso explica por qué eres el jefe! ¡Tienes un gran corazón! Vamos a jugar otra ronda».
Tras un breve descanso, volvieron a correr varias veces. Ethan se contuvo para asegurarse de que ganaran por turnos.
Yvonne estaba igual de emocionada.
Al final, ambos se sintieron agotados y decidieron sentarse a descansar.
Una suave brisa vespertina jugaba con el pelo de Yvonne. Ethan la observó un rato y notó que no parecía tan abatida como antes. Finalmente, le preguntó: «¿Estás lista para contarme por qué estabas tan triste antes?».
«¿Todavía te acuerdas?», preguntó Yvonne, un poco avergonzada. No pensaba que él se hubiera fijado tanto en su estado de ánimo.
«¿Cómo podría olvidarlo si no brilla ni un rayo de sol?», bromeó Ethan.
Yvonne bebió un sorbo de agua y comenzó a explicar: «No es nada importante. Solo siento que algunas cosas no son tan significativas como creía. Había algo que deseaba desesperadamente, pero cuando finalmente lo conseguí, no cumplió mis expectativas. Ahora, incluso verlo me hace sentir triste».
.
.
.