El regreso de la heredera adorada - Capítulo 1336
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Capítulo 1336:
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Algo primitivo despertó en su interior: una oleada de puro instinto de supervivencia. Sin dudarlo, hincó los dientes en la mano de Carleigh. Su grito de dolor atravesó el aire y su agarre se aflojó, y Evie aprovechó la oportunidad. Corrió hacia Waylon, entrelazando sus dedos temblorosos con los de él.
—Waylon, por favor —suplicó con voz temblorosa—.
Me está obligando a hacerlo. Ayúdame.
Carleigh la siguió, diciendo rápidamente: —Waylon, no te dejes engañar por sus acusaciones descabelladas. Conoces mi carácter, ¿no? Acabamos de cerrar un trato, ¿qué motivo tendría para engañarte?
A través de sus manos entrelazadas, Waylon sintió cada temblor del miedo de Evie, cada gramo de su desesperación filtrándose en su piel. Profundos surcos se dibujaron en el entrecejo de Waylon mientras luchaba con sus pensamientos. Finalmente, liberó su mano del agarre de Evie.
Un destello de triunfo iluminó los ojos de Carleigh ante la aparente retirada de Waylon. Creía que la asociación entre sus familias impediría que Waylon se entrometiera en este asunto.
Sin embargo, justo cuando daba un paso adelante, feliz, dispuesto a llevarse a Evie, Waylon lo miró fijamente con frialdad.
—Si no me falla la memoria, Carleigh, dejé muy claro que el consentimiento de la señorita no era negociable. Si ahora estás dispuesto a traicionar mi confianza, ¿cómo voy a confiar en tu palabra en nuestros negocios? —Aunque Carleigh era conocido por sus relaciones sentimentales esporádicas, se tomaba los negocios muy en serio. La advertencia de Waylon le llegó al alma y le obligó a tomar una decisión inmediata.
—Mis más sinceras disculpas, señor Johns —dijo Carleigh, con su bravuconería anterior desmoronándose.
—El alcohol nubló mi juicio hoy. Evie, lamento sinceramente mi comportamiento inapropiado. Mi asistente se encargará de la compensación, y tiene mi palabra de que esto no volverá a suceder. ¿Será suficiente?
Los ojos de Carleigh se posaron nerviosamente en Waylon, sintiendo un nudo en el estómago al pensar que su alianza comercial podría desmoronarse por esta transgresión.
Un silencio cargado llenó el aire cuando la mirada de Waylon se posó en Evie. Algo en ese intercambio sin palabras hizo que Carleigh sintiera un cosquilleo de inquietud en la piel, y su mente se apresuró a descifrar el trasfondo entre ellos. La revelación lo golpeó como un rayo: ¿podría haber algo más entre Waylon y esta mujer?
La idea le heló la sangre. Si sus sospechas eran ciertas, Waylon se pondría del lado de Evie y le haría pagar muy caro su error.
La tensión se palpaba en el aire mientras Evie mantenía el silencio, hasta que el tono gélido de Waylon la rompió.
—Ya has dicho lo que tenías que decir. ¿Por qué sigues aquí?
Carleigh dio un respingo.
—Sí, sí, me voy ahora mismo, ¡este instante!
Desapareció por el pasillo como si lo persiguieran los demonios, dejando solos a Waylon y Evie.
A pesar de haber sido rescatada, Evie sentía un vacío en el pecho. Cuando Carleigh había intentado arrastrarla, el primer instinto de Waylon no había sido protegerla, sino sospechar que había algo entre ella y Carleigh.
¿Eso era lo que pensaba de mí?
Evie bajó la cabeza en silencio, incapaz de sostener su mirada. Waylon la observó, apretando y aflojando el puño mientras luchaba consigo mismo. Finalmente, su determinación se derritió y extendió la mano para acariciarle la cabeza con una gentileza inesperada.
—Ya está bien. Estás a salvo. Déjame llevarte a casa.
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