El regreso de la heredera adorada - Capítulo 1316
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Capítulo 1316:
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¿Zurdo?
Denby frunció el ceño mientras rebuscaba en sus recuerdos, tratando de recordar a alguien que conociera que fuera zurdo.
En ese momento, un chillido agudo rasgó el aire. Denby levantó la cabeza de golpe y fijó la mirada en el coche que se acercaba. Sus ojos se abrieron de par en par en un instante.
Elton. Cuando el joven salió del vehículo, un recuerdo largamente enterrado afloró en la mente de Denby.
Años atrás, Elton y Alvina habían sido sometidos juntos a rigurosos entrenamientos. La inclinación natural de Elton siempre había sido usar la mano izquierda. Pero Alvina le había aconsejado que entrenara con la derecha, para evitar dejar rastros identificables, algo necesario para llevar a cabo las misiones.
Durante años, Elton se había adaptado, disimulando su tendencia natural. Pero en el fondo, era zurdo.
La revelación golpeó a Denby como un maremoto. El responsable de la muerte de Alvina… El que había intentado acabar con Madisyn y Andrew… Era Elton.
—Comandante Thatcher, ¿está bien? ¿Quiénes son?
Elton se acercó con paso firme, con los ojos brillando con un destello depredador mientras evaluaba a los hombres que estaban ante Denby.
Los hombres no percibieron la crueldad velada en la mirada de Elton, pero Denby la captó al instante. Habiendo visto crecer al joven, conocía cada matiz de las expresiones de Elton.
En ese momento, la verdad golpeó a Denby como un rayo: Elton era el titiritero detrás de todo.
Una gélida sensación le recorrió la espalda cuando años de investigación se cristalizaron en una amarga verdad: el enemigo al que había perseguido durante tanto tiempo había estado justo delante de sus narices. La impactante traición le provocó un dolor punzante en el cráneo.
—Comandante Thatcher, ¿qué pasa?
Los hombres no reconocieron a Elton como la misteriosa persona que se había puesto en contacto con ellos, sino que lo vieron solo como un subordinado de Denby. Al ver a Denby agarrarse repentinamente la cabeza, se preocuparon.
Elton dirigió su atención hacia Denby y se fijó en su expresión de dolor. Cuando el conductor de Denby se acercó, algo peligroso brilló en los ojos de Elton. Se giró rápidamente, con una voz afilada como una navaja.
—Sois muy atrevidos. ¡Cómo os atrevéis a atacar abiertamente al comandante Thatcher! ¿Dónde está el equipo de seguridad? ¡Detened a estas personas ahora mismo!
Cuando los hombres habían detenido el coche de Denby, habían insistido en hablar en privado. Por eso, los guardias de seguridad de Denby permanecían alerta junto al vehículo, y su chófer solo se acercó cuando vio a Elton, ansioso por informarle de la situación.
Pero la repentina angustia de Denby, junto con el grito autoritario de Elton, hizo que tanto el chófer como los guardias se precipitaran hacia ellos en un instante.
Los hombres sintieron que el peligro se acercaba. Su intento de huida llegó demasiado tarde: Elton ya se había movido para bloquearles la salida.
Luchando contra un dolor de cabeza insoportable, Denby observó impotente cómo su equipo de seguridad, engañado por la actuación de Elton, reducía por la fuerza a los informantes. Las circunstancias le impedían intervenir. Con su confianza en Elton destrozada, solo un nombre resonaba en la mente de Denby: Madisyn.
Buscó a tientas su teléfono, logró marcar su número, pero la oscuridad lo envolvió antes de que pudiera terminar de hablar. El teléfono se le resbaló de las manos mientras perdía el conocimiento.
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