El regreso de la heredera adorada - Capítulo 1264
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Capítulo 1264:
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«Sobre el proyecto al oeste de Estresa, he revisado minuciosamente tus planes de desarrollo. Son impecables. Sin embargo, la tormenta mediática que lo rodea justifica…
Una investigación más profunda.
«Basándome en lo que me has contado, hay ciertos elementos que no cuadran».
Healy asimiló sus palabras con atención, mientras dirigía su atención hacia las maquinaciones de la familia Perkins.
Los pasillos del poder en Estresa se agitaron una vez más cuando el Gobierno convocó otra reunión sobre el proyecto de desarrollo en el oeste de Estresa. Todos los actores con intereses en el juego recibieron su invitación, incluidos el Grupo Welch y el Grupo Perkins. Lilian, atrapada en esta red de influencias, se vio obligada a asistir.
Aprovechando la ausencia de Aldwin y Lilian, Jared se deslizó en el estudio de Aldwin como una sombra al mediodía.
Su corazón dio un vuelco al ver los documentos guardados en la caja fuerte de Aldwin, con la victoria al alcance de la mano.
—¡Quién anda ahí! —Una voz aguda rompió el silencio.
Con un movimiento fluido, Jared se guardó las pruebas incriminatorias entre la ropa y se giró, solo para encontrarse con el puño de Lilian ya cortando el aire en su dirección.
—¡Jared!
El estudio se convirtió en su campo de batalla, donde cada sombra era una amenaza. Cuando Lilian clavó los ojos en Jared, el calor que una vez sintió por él se cristalizó en una furia gélida.
El hombre que tenía delante ya no era la persona que se había ganado su confianza: se había convertido en su enemigo en el momento en que se atrevió a irrumpir en el estudio de la familia Perkins y robar sus registros financieros.
Cada movimiento entre ellos era una danza mortal de precisión calculada. Aunque Jared no había previsto el regreso de Lilian —debería haber estado a kilómetros de distancia con Aldwin—, se encontró igualando su habilidad. La daga que ella empuñaba brillaba peligrosamente, cada golpe era una promesa letal dirigida a sus puntos vitales.
El corazón de Jared latía con fuerza con cada segundo que pasaba. En cualquier momento, su violenta danza podría atraer miradas indeseadas.
Su tango mortal se extendió desde los confines del estudio al aire libre. Mientras Jared calculaba el sangriento precio que tendría que pagar para escapar con su premio, el destino intervino. Como un espíritu misericordioso, una figura esbelta emergió detrás de Lilian, agarrando una palangana con polvo blanco con determinación y elegancia.
El tiempo pareció ralentizarse cuando Nola vio la espada de Lilian dirigirse hacia Jared. Sin dudarlo, se lanzó hacia delante, y el contenido de la palangana voló por los aires como una ola de intervención divina.
—¡Cuidado! —gritó Jared, con un grito de advertencia que se le escapó de la garganta, con el corazón encogido al ver a la delicada Nola arrojándose al peligro. Sin embargo, sus temores resultaron infundados: ella se movía como una hoja de otoño en el viento, cada paso era una danza que desafiaba a la propia naturaleza. El polvo dio en el blanco, cubriendo a Lilian de pies a cabeza con un velo fantasmal.
—¡Ah! —El mundo de Lilian se desvaneció en una nube blanca. Sus ojos, irritados e inútiles, se cerraron con fuerza ante el ataque. La daga que empuñaba se convirtió en una extensión de su desesperación mientras atacaba a ciegas las sombras.
En ese momento de caos, Jared atacó, rápido y preciso como una víbora.
—Podemos esconderla por ahora —sugirió Nola, mirando a Lilian, atada y amordazada, tirada en el suelo.
Sus miradas se cruzaron en un silencio cómplice. El sótano, donde el destino había entrelazado sus caminos por primera vez, era la mejor opción.
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