El regreso de la esposa no deseada - Capítulo 1385
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Capítulo 1385:
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Caden se frotó el dorso de la mano y su mirada se volvió fría. «Ya me he encargado de Zayden».
Scarlette puso morritos. «Está bien».
Caden preguntó entonces: «¿Dónde está Kenji?».
Ante esto, Scarlette dudó, encogiéndose ligeramente bajo la mirada penetrante de su padre. En voz baja, preguntó: «¿Por qué necesitas verlo?».
Caden apretó la mandíbula al observar la reacción de Scarlette.
«Desde el momento en que ocurrió el incidente hasta que apareció Kenji, estuve pegado al teléfono. ¿No crees que merezco enfrentarme a él?». La voz de Caden denotaba una mezcla de preocupación y rabia apenas contenida.
Aunque Scarlette compartía la opinión de su padre sobre Kenji, la feroz determinación en sus ojos la hizo vacilar. En el fondo, sabía que Kenji no sobreviviría a la tormenta de la furia de su padre.
—Papá, ahora estoy bien. Dejémoslo estar», suplicó Scarlette, con un hilo de voz. «Nunca perdonaré a Kenji, y él está fuera de mi vida para siempre».
Pero Caden no era de los que dejaban pasar las cosas tan fácilmente. Aun así, no queriendo presionar demasiado a Scarlette, suavizó su tono. «Solo dime qué pasó hoy entre vosotros».
Scarlette se mordió el labio inferior. —Tuvimos una discusión.
—¿Por qué discutisteis?
La sola idea de Kenji con otra mujer provocó una oleada de angustia en el corazón de Scarlette, haciendo que nuevas lágrimas se derramaran por sus mejillas. Al encontrar por fin una válvula de escape para su dolor, dijo con voz entrecortada: —Fui una tonta al creer que sentía algo por mí, pero para él solo era una candidata al matrimonio.
—¿Llegasteis a tener una relación íntima? preguntó Caden con cautela.
La pregunta inesperada tomó a Scarlette por sorpresa, y sus ojos se agrandaron mientras las lágrimas cesaban momentáneamente.
Los agudos ojos de Caden no pasaron por alto su reveladora reacción. La comprensión lo golpeó como un golpe físico, y su voz se tensó con angustia. «¿Te obligó?».
«No pasó nada de eso», balbuceó Scarlette, sacudiendo la cabeza.
«Entonces explica la suite de hotel que reservó para esta noche». La rabia se apoderó del rostro de Caden y perdió la compostura. «¿Tenía pensado pasar la noche con otra persona?».
Scarlette se quedó atónita. La suite era para ella y Kenji. No se había dado cuenta de que su padre conocía ese detalle, lo que explicaba sus preguntas indiscretas sobre los límites de su relación. Pero no podía revelar la verdad. ¿Qué padre podría soportar saber que alguien se estaba aprovechando de su hija de dieciocho años?
Scarlette se mordió el labio, perdida en un laberinto de pensamientos contradictorios.
Caden prefirió no escuchar los dolorosos detalles. Con voz firme, le preguntó con delicadeza: —Scarlette, ¿todavía sientes algo por Kenji?
Ella negó con la cabeza, con lágrimas brillando en los ojos. —No, no siento nada.
Con ternura, Caden le secó las lágrimas que se aferraban a sus pestañas. —Llévame a verlo.
El corazón de Scarlette se encogió, sabiendo que la intervención de su padre podría romper la delicada alianza con la familia Reed. Sin embargo, se sentía acorralada. La situación entre ella y Kenji necesitaba un cierre.
Durante el trayecto, una llamada de Cathleen reveló que Kenji había sido hospitalizado. El mundo de Scarlette se tambaleó cuando entró en su habitación y se enteró de que unos cristales rotos le habían cortado los tendones de la mano.
La sala de Kenji estaba llena de visitantes.
Scarlette se quedó atrás, refugiándose en el abrazo de Alicia mientras miraba a través de los huecos entre la multitud.
A pesar de la vista limitada, los ojos de Kenji encontraron sin fallar a Scarlette desde su posición en la cama del hospital. Una pizca de preocupación cruzó el corazón de Scarlette, pero se dio la vuelta, dejando que la ira endureciera su determinación.
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