El precio de la mentira: una promesa rota - Capítulo 24
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 24:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
«Las dependencias familiares».
Christian miró de reojo sin mover la cabeza. «Vale… eso está a kilómetros de distancia. A más de ocho kilómetros».
«¿Es tan grande esta casa?», preguntó ella, sorprendida.
«¿Casa? Esto…».
«Aunque lo entiendo. Probablemente vivan todos juntos. Por eso», dijo en voz alta, pensando que era lo que tenía en mente. Miró a Christian, que se rió.
Ella lo miró fijamente, confundida.
«Esto no es una casa».
«¿Entonces qué es?».
—Es un hotel, uno de mis hoteles. Solo estamos aquí para comer, cambiarnos y firmar los documentos del matrimonio antes de reunirnos con nuestra familia, lo que llevará un rato. Por eso no quería llevarte allí con el estómago rugiendo.
Clarisse se sonrojó avergonzada. Su estómago había estado rugiendo durante el trayecto en helicóptero, pero pensó que nadie podría oírlo por encima del ruido del helicóptero.
—Y yo no vivo con mi familia, así que no tienes nada de qué preocuparte —añadió, sonriendo ante su rostro sonrojado. Estaba muy linda, avergonzada como estaba. —Entonces, ¿primero las fotos de la boda o primero la comida?
—Lo que sea —respondió ella en voz baja.
Chris suspiró y luego miró más de cerca su vestido, fijándose en lo delgada que estaba.
—¿Quién eligió ese vestido? —preguntó.
—La señorita Patricia.
Él asintió con la cabeza, sintiendo ya cómo le subía la ira, pero entonces sonó su teléfono, distrayéndolo. —Hola, mamá.
Actualizaciones diarias desde ɴσνєℓα𝓼4ƒ𝒶𝓷.c○𝓂 para seguir disfrutando
—¿Dónde están ustedes dos?
—En el hotel.
—Lo sabía —dijo ella. Luego le dijo a Christian que llevara a Clarisse a hacerse algunas fotos de boda y a firmar los documentos del matrimonio.
Él colgó tan pronto como ella terminó.
—Ha llamado mamá —dijo.
—¿Eh?
—Dijo que deberíamos ir a hacernos unas fotos de boda.
—¿Las haremos con las familias también?
—No lo creo. Los periodistas hicieron que todos se marcharan rápidamente. Pero, a menos que quieras que nos hagamos una juntos, eso no será un problema.
—No, estoy bien.
—¿Estás seguro?
—Sí.
—De acuerdo, entonces —dijo, levantándose.
Salieron del hotel para reunirse con Sharon, que esperaba pacientemente en el centro comercial. En cuanto los vio, sonrió y se apresuró a saludarlos.
—Oh, mi hermosa hija —dijo Sharon, abrazando a Clarisse, que se sentía un poco incómoda—. Felicidades, cariño —añadió, sonriendo.
.
.
.