El juego de la seducción - Capítulo 86
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Capítulo 86:
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«Tenemos que limpiar esto», dije, con voz firme. «Y rápido».
Jason asintió, con el rostro marcado por la determinación. «Ya tengo un plan», dijo. «Vamos a comprar su parte, sacarlo de nuestra empresa y luego nos aseguraremos de que esto no vuelva a ocurrir».
Le miré, con un destello de esperanza encendiéndose en mi interior. Tal vez, sólo tal vez, había una manera de salvar la situación.
«De acuerdo», dije, con voz firme. «Hagámoslo».
Cuando empezamos a discutir la estrategia, tuve la inquebrantable impresión de que esto no era más que el principio. Empezaba a darme cuenta de que el mundo empresarial era mucho más complicado de lo que jamás había imaginado.
Mucho más arriesgado de lo que había pensado. Y allí estaba yo, justo en el centro, rodeado de mis amigos.
«Muy bien, manos a la obra», dije, mi mente corriendo con estrategias y control de daños. «Tenemos que movernos rápido, antes de que esta situación se salga de control».
«Estoy de acuerdo», dijo Jason, con los ojos llenos de determinación. «Empezaré a hacer llamadas, a ver qué podemos hacer para comprar su salida».
«Y yo me encargaré de las relaciones públicas», añadió Mónica, con voz tranquila y serena. «Tenemos que adelantarnos a esta historia y hacerla girar a nuestro favor».
Asentí con la cabeza, sintiendo que me invadía una sensación de alivio. Estábamos juntos en esto y juntos podíamos arreglarlo.
Pero a medida que profundizábamos en el plan, mis emociones empezaron a dominarme. La ira, la frustración y la traición se agolparon en mi interior como un cóctel tóxico.
«¿Cómo pudiste ser tan imprudente, Jason?» Exigí, levantando la voz. «¿Cómo has podido arriesgar todo por lo que hemos trabajado?».
Jason levantó la vista, con los ojos llenos de arrepentimiento. «Lo sé, estaba desesperado. No estaba pensando. Pero estoy tratando de arreglarlo, Williams. Te lo juro».
Sacudí la cabeza, sintiendo que se me formaba un nudo en la garganta. «¿Arreglarlo? ¿Crees que puedes arreglarlo sin más? Estamos hablando de nuestra reputación. De nuestro futuro».
EL PUNTO DE VISTA DE WILLIAMS
Mis ojos se movían sin rumbo por el despacho, buscando algo en lo que concentrarme. Mientras escudriñaba la habitación, mi mente se alejaba del escándalo del narcotraficante y del paquete de que había recibido el otro día, sin abrir, sin saber qué era ni quién lo había enviado.
Mi mirada se posó en el cajón donde guardaba las cosas, y allí estaba, tal como lo había dejado. Me llamó la atención el sobre bien cerrado, y me di cuenta de que había algo dentro, probablemente una fotografía.
Un sudor frío me recorrió la piel al abrir el sobre. Dentro, una sola fotografía me miraba fijamente, su crudeza contrastaba brutalmente con la fachada profesional que había intentado mantener desesperadamente. Era una foto de Mónica y Jason, una traición tan cruda y visceral que amenazaba con consumirme.
Se me nubló la vista, el mundo se inclinó sobre su eje. Me hundí en el lujoso sillón, con la imagen grabada a fuego en la mente. Mónica, la mujer en la que confiaba implícitamente, envuelta en un abrazo comprometedor con mi mejor amigo, Jason. La traición se retorció en lo más profundo de mi ser, una daga clavada en mi corazón, una ruptura de la confianza tan profunda que amenazaba con hacer añicos todo lo que había construido.
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