El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 986
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 986:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
—Por supuesto, cariño —respondió Corrine con suavidad.
Zeke se quedó allí, atrapado entre la incredulidad y la frustración, observando la escena como si no fuera más que un detalle sin importancia. El peso de ser un tercero indeseado se posó pesadamente sobre sus hombros.
—¡Me voy! —espetó, con la voz llena de frustración. Sin mirar atrás, salió furioso de la oficina.
Justo cuando Zeke salía de la oficina, vio a Hodge de pie junto a la puerta.
Su breve intercambio de miradas lo dijo todo, aunque no se dijeron nada.
—Señor Cooper, ¿adónde vamos? —preguntó el asistente de Zeke con cautela.
Zeke apartó la mirada y respondió con tono severo: —De vuelta a la oficina.
Al asistente se le encogió el corazón. Sabía que eso significaba otra larga noche de trabajo.
Mientras tanto, Hodge permanecía inmóvil en la puerta, conmocionado por la conversación privada entre Nate y Corrine.
No podía entender cuándo Nate y Corrine se habían vuelto tan íntimos. Había habido rumores en la reunión de negocios de élite de Lyhaton cuando Nate le había pedido a Corrine que le mostrara la finca. Hodge había descartado los chismes como simples celos de las mujeres en ese momento.
Ahora, parecía que las señales habían estado ahí todo el tiempo.
Perdido en sus pensamientos, vio a Corrine y Nate salir de la oficina, con las manos entrelazadas.
Corrine se detuvo al ver a Hodge. —Señor Seymour, ¿venía a verme?
Hodge salió de su ensimismamiento y miró a la pareja que tenía delante. Nate tenía una presencia imponente, alto y sereno, con un aire de noble indiferencia. Incluso en silencio, exigía atención. Algunas personas parecían destinadas a la grandeza desde el principio. Nate era una de esas personas: nacido para liderar, para ser el centro de atención y para alcanzar alturas con las que otros solo podían soñar.
A su lado, Corrine parecía elegante y cautivadora.
Juntos formaban una pareja impresionante, su energía se fusionaba sin esfuerzo. La escena parecía extrañamente apropiada.
Hodge, que siempre se había tenido en alta estima, ahora sentía que su confianza se desvanecía.
Respiró hondo, esbozó una sonrisa forzada y dijo: «Solo pasaba por aquí».
Una sensación de derrota le subió por la garganta, casi ahogándolo.
Luchó por recuperar el aliento, tratando de calmar el dolor en el pecho. «Tengo algo que hacer, así que me voy». Dicho esto, se dio la vuelta y se alejó apresuradamente.
Mientras lo veía alejarse, Corrine tuvo una leve sospecha sobre quién había enviado el gran ramo de rosas blancas. Pero ¿quién había estado detrás del primer ramo?
Nate condujo a Corrine hacia el ascensor. Una vez que Hodge se hubo marchado, bajaron en el ascensor privado.
Los empleados de esa planta no pudieron evitar hacer fotos a la pareja. La noticia se convirtió al instante en el tema de conversación del chat de los empleados.
.
.
.