El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 908
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 908:
🍙🍙🍙🍙 🍙
«¡Demos nuestro más caluroso aplauso y nuestros mejores deseos a la pareja!». El público responde con educados aplausos.
La ceremonia de compromiso transcurrió sin contratiempos.
Leah y Bruce se pusieron los anillos en los dedos y compartieron un beso, mientras sus seres queridos los observaban sonrientes.
Los padres de la pareja intercambiaron miradas cómplices, satisfechos con lo que veían.
Desde la multitud, una voz gritó: «Hacen una pareja estupenda».
«Han pasado por muchas cosas juntos, y ahora por fin se han prometido. A partir de ahora, nuestra ciudad tendrá otra historia de novios de la infancia».
Entonces, un grito ahogado resonó entre la multitud, captando la atención de todos.
Alguien levantó una mano y señaló lentamente la gran pantalla.
Todas las miradas se volvieron inmediatamente hacia él.
La pantalla parpadea y muestra una presentación de fotos.
En cada plano, Leah era fácilmente reconocible, pero con hombres diferentes: unos altos, otros bajos, unos pesados, otros delgados.
En cada imagen, ella aparecía cerca de los hombres, sus manos recorriéndola.
La siguiente serie de fotos mostraba a Leah vestida con poca ropa, bailando provocativamente delante de hombres.
«Recuerdo cuando Leah empezó como una estrella dulce e inocente. ¿Quién iba a pensar que acabaría así?»
«La gente se olvida de lo que realmente es el mundo del espectáculo. Hacen lo que sea para ascender».
«Todas estas celebridades son falsas. Parecen glamurosas, pero entre bastidores no son más que mujeres sueltas que saltan de cama en cama».
«Tal vez el Sr. Ashton realmente ama a la chica Burgess. Si no, no aceptaría casarse con ella después de todo».
El rostro de Bruce se ensombreció al ver las fotos. Sus ojos se clavaron en Leah, afilados como cuchillos.
Leah nunca esperó que estas fotos aparecieran ahora.
Se había gastado mucho dinero comprando las fotos a los paparazzi y las había destruido. Entonces, ¿por qué habían vuelto?
Su mente se quedó en blanco y se quedó inmóvil.
Tracy vio las fotos en la pantalla y lanzó a Leah una mirada furiosa. «¿Qué está pasando aquí?»
Su fuerte voz sacó a Leah de su aturdimiento. Leah tragó saliva y su cuerpo tembló mientras balbuceaba: «¡Esas fotos no son mías! Apaga la pantalla, por favor. Apágala».
Gritó y corrió hacia la pantalla, tratando de bloquear la vista de todos con su pequeño cuerpo. Pero era imposible: su cuerpo no podía ocultar la gran pantalla.
La multitud vio claramente la foto final, que mostraba a Leah con un vestido holgado que apenas disimulaba su barriga de embarazada. «¡Hasta ha tenido un hijo!», murmuró alguien.
.
.
.