El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 83
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Capítulo 83:
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Aunque la declaración fue breve, Matías pudo sentir el aura feroz y despiadada que había tras ella.
Miró a su jefe a la espalda, su mirada se intensificó con comprensión.
La reciente vida pacífica tal vez había embotado su conciencia de la verdadera naturaleza de Nate. Bajo la encantadora fachada de Nate se ocultaba una mente estratégica y despiadada.
Matías bajó la mirada y respondió: «¡Sí, señor!».
Corrine iba de regreso a la empresa cuando su teléfono zumbó con una llamada de Jayden.
No era difícil averiguar por qué: Jules, en su afán por ganarse el favor de Jayden, probablemente ya se lo había contado todo.
Suspiró suavemente antes de responder, con un tono brillante y afectuoso.
«Tío Jayden…»
«¿Te he asustado?» Jayden no perdió tiempo en cumplidos, su preocupación clara a través de la línea.
«Jules me puso al tanto de todo. No te preocupes, no dejaré que te enfrentes a esto sola. Llegaré al fondo del asunto».
Su voz era firme, con un matiz de ira contenida, apenas perceptible a menos que se le conociera bien.
«Tío Jayden, puedo ocuparme de esto yo sola», respondió Corrine, con voz firme pero tranquila.
«Ya he puesto a alguien en ello. Pronto tendremos respuestas». El tono de Jayden se agudizó, cargado de insatisfacción.
«Esto ha ido demasiado lejos. De ninguna manera dejaré que el responsable se salga con la suya».
Al oír la inquebrantable determinación en su voz, Corrine sintió que un inesperado calor se extendía por su pecho. Era reconfortante saber que su familia siempre la respaldaba.
Respiró hondo, calmando sus emociones, y habló con suave determinación.
«Tío Jayden, soy un Ford. ¿De verdad crees que dejaría que alguien me mangonease? Yo me encargo de esto. Además, no me he hecho daño, así que no hay necesidad de armar tanto alboroto».
Por un momento, sólo hubo silencio al otro lado. Entonces Jayden soltó un suspiro, con palabras de acuerdo a regañadientes.
«Bien, no interferiré, pero eso no significa que me quede de brazos cruzados y deje que te traten injustamente».
El mensaje era claro. La dejaría llevar la iniciativa, pero sus propios planes no dejarían de avanzar.
Después de que Corrine colgara, Karina se volvió hacia su amiga, con una expresión mezcla de asombro y celos.
La devoción de la familia Ford por Corrine era algo que nunca podía ignorar. Pensó en el ejemplo más extravagante: la vez que Corrine mencionó casualmente que quería un helado. En lugar de comprar un solo sabor, Jayden había comprado todos los sabores disponibles en Lyhaton, sólo porque no estaba seguro de cuál le gustaba más a ella.
Momentos como ése hicieron dolorosamente obvio para Karina lo que significaba ser el centro del mundo de alguien.
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