El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 811
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 811:
🍙🍙🍙🍙 🍙
No creía ni por un segundo que poseyera algún encanto irresistible que pudiera hacer que Zeke se enamorara de ella a primera vista. Tampoco creía que hubiera nada en ella que pudiera cautivarlo tan profundamente, tan inquebrantablemente.
Además, nada en el comportamiento de Zeke sugería que fuera el tipo de hombre que se dejara seducir.
Por un momento fugaz, Corrine llegó a sospechar que Zeke y Jules conspiraban para hacerle la vida imposible.
Pero luego recapacitó: Jules se había beneficiado de la generosidad de Nate. Era poco probable que Jules traicionara a Nate.
Sin embargo, Corrine se encontró incapaz de comprender la persistencia de Zeke, como si dejarla ir simplemente no fuera una opción.
Siempre había supuesto que, de todos los hombres del mundo, sólo Nate resultaría imposible de manejar. Y ahora, aquí estaba Zeke, otra fuerza inquebrantable en su vida.
¿Le estaba gastando el destino alguna broma cruel?
Apoyando la barbilla en una mano, siguió hojeando el catálogo, con la frustración evidente en sus cejas fruncidas.
A su lado, Karina -siempre la traviesa- se inclinó con curiosidad. «Sr. Cooper, ¿puedo hacerle una pregunta?».
Zeke, conociendo su relación con Corrine, respondió con aire de educada indulgencia: «Por favor, señorita Brooks».
«¿Cuál fue el momento? ¿El punto de inflexión que hizo que te enamoraras de Corrine a primera vista?»
Todo en la vida se reduce al momento, el lugar y las circunstancias.
Zeke jugueteaba con un mechero, cuyo destello plateado captaba la tenue luz de la habitación. Sus dedos largos y delgados se movían con facilidad, pero su expresión era inusualmente seria. «No fue amor a primera vista», dijo por fin. «Era algo que había planeado durante mucho tiempo».
El interés de Karina se despertó al instante. «¿Así que conoces a Corrine desde hace tiempo?»
Zeke no respondió de inmediato. En cambio, su mirada se posó en Corrine, como si esperara a que ella hablara primero.
Al percatarse de su mirada fija, le miró con perplejidad. No había reconocimiento en ellos. Nada fingido, sólo confusión pura y genuina.
Zeke frunció el ceño. «¿No te acuerdas de mí?»
Su voz contenía una nota de algo ilegible, una irritación mezclada con una pizca de decepción.
La pregunta cayó como una piedra en el agua, haciendo ondas en la habitación. Tanto Karina como Corrine se quedaron estupefactas. Corrine miró fijamente a Zeke. ¿Se conocían? Pero si lo habían hecho… ¿por qué no podía recordarlo?
Como orquestado por el propio destino, su prolongado contacto visual fue captado por otro par de ojos: los de Nate.
Desde el momento en que Zeke y Corrine habían comenzado su conversación, Nate había estado vigilando de cerca.
.
.
.