El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 800
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Capítulo 800:
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Leah dio instintivamente un paso atrás. No quería montar una escena, sobre todo teniendo en cuenta que esa noche se celebraba un acto benéfico.
«Señorita Holland, ¿qué me dice?» Andrómaca finalmente se volvió hacia Corrine. «Diga su precio».
La sonrisa de Corrine permaneció inquebrantable. «Mis disculpas, pero no me falta dinero».
Su mirada se desvió hacia Andrómaca mientras continuaba: «Además, señorita Hopkins, con su figura más rellenita, este vestido podría no ser el más adecuado». Su tono era todo inocencia, sus palabras parecían bienintencionadas, como si estuviera ofreciendo un consejo amistoso. Pero el mensaje subyacente era claro.
El rostro de Andrómaca se puso rígido y sus dientes rechinaron. «Señorita Holland, parece muy segura de su propia figura».
Corrine se limitó a levantar una ceja. «La prueba está aquí, ¿no?»
En ese momento, el dependiente que había atendido antes a Corrine se acercó y le devolvió con cuidado la tarjeta negra dorada. «Señora, por favor, guarde esto».
Corrine lo cogió con un pequeño gesto de reconocimiento.
Los ojos de Andrómaca se entrecerraron bruscamente, clavándose en la tarjeta. «¿Es una tarjeta de oro negro?»
La expresión de Corrine permaneció tranquila, aunque un leve destello de diversión bailó en sus ojos. «Supongo que sí».
Una lenta mueca de desprecio se dibujó en el rostro impecablemente maquillado de Andrómaca. «¿Te lo dio Nate?»
En todo el mundo, las tarjetas oro negro eran algo más que símbolos de riqueza: eran insignias de exclusividad que sólo se concedían a unos pocos elegidos. El dinero por sí solo no bastaba para obtener una; el proceso de aprobación era riguroso y no sólo se examinaba la situación financiera, sino también la influencia, las conexiones y una jerarquía tácita que sólo conocía la élite.
Los titulares se estratificaban en función de su valía, y las tarjetas negras doradas eran el emblema de un privilegio sin parangón. Los poseedores de una de estas tarjetas tenían acceso ilimitado a los lugares de lujo, las puertas se abrían ante ellos sin preguntar, y su estatus les otorgaba precedencia dondequiera que fueran.
Sin embargo, a pesar de pertenecer a la acomodada familia Hopkins, Andrómaca nunca había cumplido los requisitos para obtener una.
Su mirada se detuvo en Corrine, recorriéndola con silencioso escrutinio, como si buscara la pieza que faltaba en un rompecabezas incomprensible. La familia Ford podía ser la más rica de Lyhaton y su influencia sobresalía por encima de las demás, pero a Andrómaca le costaba creer que Corrine, de entre todas las personas, hubiera conseguido una tarjeta oro negro por su cuenta. No, tenía que haber otra explicación.
En su mente, el título de la familia más rica de Lyhaton no era más que una corona efímera, que podía cambiar con las mareas de la fortuna.
Sin embargo, Corrine mantuvo la compostura y sus dedos recorrieron distraídamente el borde de la elegante tarjeta. Una leve sonrisa de complicidad curvó sus labios. «No necesito que me dé una».
La tranquila convicción en su voz hizo que la afirmación fuera imposible de ignorar.
Sin embargo, los labios pintados de Andrómaca se torcieron en una mueca, su incredulidad apenas disimulada bajo un aire de fingida diversión. Consideraba que la afirmación de Corrine no era más que una pose engreída, las palabras de alguien que no era consciente del verdadero peso de lo que poseía. Cruzó los brazos con un tono ligeramente burlón. «Ya que dices que esta carta es tuya, ¿por qué no nos explicas qué hace falta para tener una?».
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Nota de Tac-K: Pasen un muy bendecido inicio de semana queridas personitas, Dios les ama y Tac-K les quiere mucho. ദ്ദി(˵ •̀ ᴗ – ˵ ) ✧
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