El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 783
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 783:
🍙🍙🍙🍙 🍙
Las cejas de Nate se arquean ligeramente, su mirada se oscurece mientras la estudia. «¿Qué te parece?»
Su mano rodeó el delgado tobillo de ella, con la palma caliente contra su piel, provocándole un escalofrío involuntario.
Ella intentó apartarse instintivamente, pero el agarre de él se mantuvo firme, inflexible.
Su ceño se frunció.
Oh, no. Había ido demasiado lejos.
«Nate, yo…»
Antes de que pudiera terminar, él dio un tirón repentino, desequilibrándola. Se le escapó un grito ahogado y cayó de espaldas sobre el sofá. Nate se acercó al instante, presionándola con la rodilla entre las piernas y las manos a ambos lados de la cabeza, atrapándola bajo él.
Las sombras recorren sus rasgos esculpidos, su expresión ilegible, sin fondo.
«Dime», empezó, su voz bajando a algo peligrosamente suave, «¿qué debo hacer exactamente cuando mi novia coquetea con otro hombre justo delante de mí?».
Corrine parpadeó mirándole, tomándose un momento antes de responder con mesurada calma: «Creo que un hombre debe ser indulgente».
Sus ojos se entrecerraron, disgustado por su atrevida respuesta. «¿Y qué actitud debe tener una mujer?».
Los labios de Corrine se curvaron en una sonrisa lenta y burlona. «Como mujer, creo que las acciones hablan más que las palabras».
Sin decir nada más, levantó la mano, le agarró de la corbata y tiró de él hacia ella. Sus labios se encontraron con los de él, suaves, cálidos y totalmente inesperados.
Nate se tensó durante un breve segundo antes de que los instintos se apoderaran de él. En el momento en que su mente registró el beso, el control cambió. Sus labios se movieron contra los de ella, profundizando la conexión con una intensidad posesiva que no le dejó margen de escape.
Sus dientes rozaron su labio inferior, provocando un sonido ahogado en ella.
El aire entre ellos se hizo más denso a medida que él se apoderaba de cada aliento que ella intentaba respirar. Ella aflojó el agarre de su cuello y su cuerpo se derritió bajo él.
Justo cuando pensaba que iba a perderse por completo, Nate se apartó y apoyó la frente en la suya. Su mirada ardiente se clavó en el rostro de ella.
Corrine estaba tumbada sobre los cojines, con el pelo largo cayendo en cascada a su alrededor, el escote ligeramente torcido, dejando ver la delicada curva de su clavícula.
Respiraba entrecortadamente, con las mejillas enrojecidas por el calor de su beso.
Su mirada, entrecerrada, se inclinó hacia él, con una expresión tan seductora que le hizo respirar entrecortadamente.
Nate tragó saliva y su nuez de Adán se balanceó mientras sus dedos se enredaban en su pelo, jugueteando distraídamente con los sedosos mechones. «¿Era esa tu manera de congraciarte?»
«Para complacerte», murmuró, con un brillo juguetón en los ojos. Sus labios rojos se curvaron en una sonrisa deslumbrante, y la picardía de su expresión no hizo más que aumentar.
.
.
.