El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 770
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Capítulo 770:
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¿Su hija, reprendida tan abiertamente delante de ella? El desaire era innegable. A ella también le pareció una bofetada.
Sintiendo el cambio en el aire, Corey se rió, rompiendo la tensión. «Las hijas siempre adoran a sus padres, pero la mía parece tener debilidad por otra persona».
Las mejillas de Leah se tiñeron de un delicado rosa y le dedicó una tímida sonrisa. «Papá, no digas eso», murmuró, dando un pisotón en señal de protesta juguetona antes de deslizarse a su lado.
Su entrañable reacción disipó el malestar, provocando una carcajada que recorrió la sala y disolvió la incomodidad.
Tracy volvió a mirar el collar y sus dedos rozaron ligeramente el borde de la caja. Cuanto más lo miraba, más fuerte crecía la tentación. Deseaba probárselo inmediatamente.
Miró a su alrededor antes de ponerse en pie con una sonrisa cortés. «Discúlpeme un momento. Necesito ir al baño».
Leah se levantó inmediatamente. «La acompaño, Sra. Ashton». Su voz era cálida y cómplice, y recogió el collar mientras se marchaban.
Dentro del baño, Leah se acercó a ella y se lo levantó. «Sra. Ashton, déjeme ayudarla a ponérselo».
Tracy vaciló, pero sólo para aparentar. «Oh, no quisiera molestarte».
«Tonterías. Es un regalo para ti. ¿Por qué no te lo pones ahora?» dijo Leah con suavidad, cerrando ya el broche antes de que Tracy pudiera protestar más.
Cuando Tracy se volvió hacia el espejo, sus dedos rozaron las frías piedras. Su reflejo reveló algo más que el collar reluciente: había un brillo en sus ojos, una chispa reavivada de placer.
«Cuando vi este collar, inmediatamente pensé en usted, señora Ashton», sonrió Leah. «Y ahora, viéndolo en usted, es absolutamente perfecto».
Bajo el cálido elogio, el rostro de Tracy se iluminó con una alegría radiante, como el sol abriéndose paso entre las nubes.
Mientras paseaban de vuelta, con los brazos entrelazados, la cercanía entre ellas se asemejaba a la de una madre y su hija. Incluso sus pasos estaban perfectamente sincronizados.
«Leah, no te tomes a pecho mis palabras anteriores. Sólo pensaba en lo mejor para ti», dijo Tracy en un tono suave, casi persuasivo. «La fama no es todo brillo y glamour: atrae el escrutinio y los cotilleos. Ahora que estás tan cerca de Andrómaca, ¿quién sabe cuánta gente está esperando para ponerte la zancadilla? Mantener un perfil bajo es lo más sensato».
Los labios de Leah se curvaron en una sonrisa suave y comprensiva. «Comprendo».
En ese momento, la puerta de la sala VIP más exclusiva se abrió y Corrine salió. Cuando su mirada se posó en Leah y Tracy, una leve arruga se dibujó en su ceño antes de rozarlas con frialdad. Los pasos de Tracy vacilaron. No esperaba encontrársela aquí.
Tomó aire y esbozó una tibia sonrisa. «Pensé que nunca volvería a cruzarme con usted, Srta. Holland».
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